En el salmo que entona el viento
habita la luz del atardecer
en la última montaña,
junto al bosque de sangre
en el que está dibujado el nombre
de la niebla, la caricia
que al despertar encuentras
junto a la almohada.
Fernando Alda
En el salmo que entona el viento
Es ahora el momento del muérdago,
Un alfabeto de nieve,
en las arboledas de la tarde, presiente la Luz
que se ha encendido:
en mi corazón arde el sueño de Dios,
dejado junto al Belén de casa, que ahora es anuncio
y esperanza, el Amor,
que se ha encarnado entre nosotros,
temblando en las desabridas pajas de un pesebre.
En la noche, una estrella,
el asombro y el júbilo de unos pastores,
la infinita ternura de una Madre
que sabe que en sus brazos
le mira la salvación de los hombres.
Fernando Alda
Navidad, 2024