Buscar este blog

lunes, 30 de noviembre de 2020

Ínsulas en llamas, 34


 

XXXIV



Pregunta la aurora

por los atardeceres muertos,
por las horas de ayer,
por la tristeza vencida
que has ido guardando
en la memoria y en el desastre.

Fernando Alda

viernes, 27 de noviembre de 2020

Ínsulas en llamas, 33

 


XXXIII

,

Arde en ti la noche

en violentas estrellas,
un clamor que se extingue
entre lágrimas,
como el aullido
de un corazón que no encuentra
salida.

Fernando Alda

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Ínsulas en llamas, 32

 


XXXII


Dulce el láudano

que inyecta la poesía
más pura cuando
crees dibujar con palabras
muertas toda la belleza
de un atardecer,
el mirar cansado
de un alma sin esperanza.

Fernando Alda

martes, 17 de noviembre de 2020

Ínsulas en llamas, 31

 


XXXI 

Días de ceniza y sombras,
de funestos augurios, de viento
turbio, de lágrimas
ácidas, de ese respirar
entrecortado en la frontera
de la nada y la niebla.
Arderá todo entonces,
los sueños y el deseo,
violentamente,
con carbones sanguinolentos
que marcarán los angostos
caminos y los abismos,
las nubes de tormenta
y las hojas arrancadas
a los árboles. Solo
desolación.

Fernando Alda


domingo, 15 de noviembre de 2020

Ínsulas en llamas, 30

 


XXX


Mira el esplendor de las flores,

su fugaz belleza,
la frescura de sus pétalos,
dura un día, dos días,
tal vez una tarde,
acaso un suspiro.
Visten su color,
para que las admires,
entregadas al helor de la muerte,
a la devastación del silencio.
Y sin embargo, las miras,
las ves fulgir
en jarrones de niebla,
recordando la luz y el agua
de las que están hechas.
Se abren para ti,
para habitar tus sueños,
la morada del amor,
el último reino de la existencia.

Fernando Alda

martes, 10 de noviembre de 2020

Ínsulas en llamas, 29

 


XXIX


No hay silencio

en las flores muertas
que van ajándose
en este jarrón 
resquebrajado
que duerme
junto a la ventana.
No hay silencio,
solo la desolación de las lágrimas
que nunca fueron lloradas
o el vencimiento de un corazón
desmemoriado. ¿Hacia dónde
seguir si el viento
no hace gemir a las veletas?
No es renuncia,
es el espíritu deshabitado
de las caracolas en las que ya
no se escucha el mar,
la desolación que habita
en los ojos que presienten
la muerte y la ceniza,
el opaco resplandor de la ceguera,
el crepúsculo de la nostalgia
que va hundiéndose
en una copa de láudano.
Respiras el último aire
que se enciende en tus pulmones
con un crepitar
de fuegos fatuos,
de salitre y congoja,
como cuando la lluvia
cae en otra parte
y no nacen nuevos
recuerdos.

Fernando Alda

lunes, 9 de noviembre de 2020

Ínsulas en llamas, 28

 



XXVIII


Crepita la memoria con llamas

de nostalgia en una interminable
pira de derribos,
es la devastación de lo vivido,
el saqueo inevitable de las moradas
de la muerte. Nunca extinguirse.

Fernando Alda

lunes, 2 de noviembre de 2020

Ínsulas en llamas, 27

 


XXVII


Enterraste la memoria

bajo los abedules,
y en la sombra de los tilos
hallaron tu recuerdo,
la mirada de la nieve
y el despertar del desconsuelo.
¿Cómo entender entonces
la volubilidad
del fuego, el aroma
de las palabras o el temblor
de las lágrimas al nacer,
el suspiro inestable
de un corazón vencido?

Fernando Alda