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domingo, 26 de febrero de 2023

La Casa de las Tres Chimeneas, 27 / Un diciembre desabrido

 


En la esquina perdida
de la luz cuando amanece,
donde duermen los aires
extraños que aventan las pavesas
frías de la hoguera del recuerdo.
Allí esperas, las manos 
heladas, en los bolsillos
de un pantalón roto,
deshilvanado
augurio
de lo que habrá de ser
poesía, o solo una rosa
de este diciembre desabrido,
de ventanas rotas y lágrimas
oscuras, en el que duerme,
sin saberlo, la esperanza.


Fernando Alda


lunes, 20 de febrero de 2023

La Casa de las Tres Chimeneas, 26 / Es, tal vez, un violín...

 


Es, tal vez, un violín el que suena
entre las nubes,
un piano en la arena de la playa,
la dama de azul,
o el tablero de un ajedrez
de sangre, ahora
que estás escribiendo un libro
que parece el de tu vida.
Nada turba el momento
de reconocerte en el espejo,
avanza el río hacia nada,
puede que no exista
un mar al que llegar,
aunque la vida es la flor
que se deshoja, 
un vilano en el vendaval,
el aire que te lleva,
y es la sombra de lo que estás
soñando, un reino de barro
y nieblas,
cómo el calor que esperas
en el invierno,
el fuego eterno
de la desmemoria y la altura,
tu nombre en pedazos,
en los trozos del papel
en el que escribiste
esa tarde de lluvia y desencuentros.


Fernando Alda 

sábado, 18 de febrero de 2023

La Casa de las Tres Chimeneas, 25 / Como siempre...

 



Nada entorpece la transparencia
del cristal por el que miras
el aire crecer, el rubor
encendido de lo que fue hoy
y ya es ayer,
cómo una flor de luz
ajada en el aguacero
o la sorpresa tras abrir una puerta
de nieve y ver el verano,
la inconstante persistencia
del tiempo en los relojes
rotos del sueño,
esa esencia de lo que es ido
y no habrá de retornar.
Cómo siempre, en la espera...


Fernando Alda 

lunes, 13 de febrero de 2023

La Casa de las Tres Chimeneas, 24 / En otras madrugadas

 



Habitas la tierra incógnita
cuyo planisferio está dibujado 
entre los dedos de tus manos,
como el mapamundi
de la nada, un beso,
tal vez un verso inacabado,
o el amanecer, que es tierra extraña,
y que no termina de llegar,
esperando en la noche
profunda un deseo por el que volver,
a los caminos de siempre,
a los aires que encierran
todos los suspiros que se nos escapan
cuando es la mañana,
rotunda, y regresan los recuerdos
a los nidos que tuvieron,
y luego abandonaron
en otros otoños, en otras
madrugadas,
en los hogares vacíos 
del fuego, en las cenizas 
que son memoria
y ausencias, la espera 
eterna que llega tras el ocaso,
como si todo se te escapase
de la boca, y fuese
azul, o amarillo,
tal la tarde,
un color intenso con el que se viste
la soledad, las hojas
que habrán de arder
con el sol poniente que descifra
tu nombre entre las quimeras
del olvido.


Fernando Alda

viernes, 10 de febrero de 2023

La Casa de las Tres Chimeneas, 23 / Es el corazón...



Es el corazón un paisaje
de aires y montañas,
la llave para el llanto,
la luz que alumbra
y late, esa mirada
que busca una salida
entre la lluvia.
Ahora o nunca,
y te la juegas
en el abismo,
cuando asciendes
por el hilo imperceptible
de la alegría, o es 
la palabra, en la espera.
Abres las manos,
y está la noche
diciendo tu silencio.
Ese abrazo.


Fernando Alda

martes, 7 de febrero de 2023

La Casa de las Tres Chimeneas, 22 / El solecillo

 




Buscas el solecillo,
junto al muro en ruina,
cuando es otoño y el invierno
asoma en la ventana
rota del corazón, 
aterido sueño,
y te acaban de regalar un libro
con los cantos de Leopardi,
en italiano,
y es música lo que suena
en tus oídos, el infinito
de la poesía,
ese lugar habitable
en el que el fuego
enciende memorias
y el vino es pasión
o tal vez una mirada.


Fernando Alda

jueves, 2 de febrero de 2023

La Casa de las Tres Chimeneas, 21 / Ventanas de sombra

 


Torna mudo el aire

 a estas ventanas de sombra,
como si quisiera decir
luz y solo balbuciese la ceniza
de palabras que fueron olvidadas,
epitafios de tristeza,
musgos, umbríos cementerios
abandonados, la desmemoria
de los rescoldos que en los idus de marzo
fue asombro, un sueño
de batallas, apenas
polvo, la sola
certeza de aquello que duerme
en el reloj que late
en esta alcoba,
como un corazón de tinieblas.


Fernando Alda