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miércoles, 30 de marzo de 2022

Las alas de Ícaro, 11

XI



Atardece y hay un helor

entre los álamos que invita 
a cobijo, al fuego que nace de la carrasca
y del roble, en el hogar
de los sueños, mientras
esperas la noche a cubierto,
junto al vino y la certeza,
bajo techo, lamiendo el calor
los pies de la verdad como un can
fiel, lejos de la intemperie.
Así las horas, esperando
el sol que vendrá a templar
las cuerdas, la propia sangre,
a decir y ser de día,
en la inmensidad de Castilla,
su nombre solo, esta fe, esta esencia.


Fernando Alda

lunes, 28 de marzo de 2022

Las alas de Ícaro, 10


X



No esperabas la visita

de la flor de la nieve ni el cántico
que anuncia la soledad.
En el patio, tan sombrío,
un manzano
sin apenas fruto, que presiente
un largo invierno, quizá
amenazada su madera
por ávidas lenguas de fuego.
En las alturas, tu voz,
que ya no clama, solo pronuncia
transparencias y aires.
Estar acompañado, ver cómo la belleza
arde, incombustible, en su propia
geometría, e ir dejando
caer las hojas del calendario
a un pozo sin fondo,
del que parece no habrá retorno.


Fernando Alda

viernes, 25 de marzo de 2022

Las alas de Ícaro, 9

 


IX


Decir nosotros, los que perdimos

en el dolor la palabra,
los que callamos siempre,
aquellos tan melancólicos
asidos a la túnica del ocaso,
los que anhelamos
la paz de la noche,
su sentido, para orar,
cuando el alma abandona,
desasida de su crepúsculo,
las moradas de hielo, y busca
al Amado, junto a la fuente
de la que mana toda vida.
Decir nosotros, los que creemos...


Fernando Alda



jueves, 24 de marzo de 2022

Las alas de Ícaro, 8

 


VIII


Llaman las campanas de una torre

solitaria al Ángelus, cuando se acaba
agosto y esa luz última que arde
en las alas de los pájaros, cuando vuelven,
ya no nos dejará más su sombra.
Caído en el camino,
miras los oteros desvanecerse,
presintiendo la lluvia que habrá de venir
para quedar muerta, ya en otoño,
con los nuevos amores.


Fernando Alda

miércoles, 23 de marzo de 2022

Las alas de Ícaro, 7

 


VII


El cielo tan alto del que no se ven sus ojos,

cero absoluto,
la levedad de la escarcha
entre las flores de los dedos,
tributo de ausencia, nada.


Fernando Alda

lunes, 21 de marzo de 2022

Las alas de Ícaro, 6



El reflejo del sol en el agua,

espejo infinito,
devuelve sueños,
versos de Píndaro,
la voz de Homero,
gestas que fueron y hoy son sombra
de cenizas,
bajo los muros de Troya
o Argos, en la victoria 
alada
que se asoma por las tapias de la mañana.
Ya de nada sirve recordar,
un dédalo de islas frente a tus ojos,
la proa contra el viento y la marea,
en un mar desolado
en el que crecen las hespérides del olvido.


Fernando Alda

sábado, 19 de marzo de 2022

Las alas de Ícaro, 5


Avanza el despertar del sol


como un ramo de acianos,
en las colinas los restos
de la devastación de la noche,
que ha caído en sus promesas,
y viene el día también en añicos,
pobre vidrio roto sin ventana.
No alcanzará la luz su cenit
tras esas nubes de carbón antiguo, 
despertado en las turberas del alma,
allí donde se atesora lo no sido,
lo muerto, y resplandece en las médulas
un fulgor de deseos desmayados,
de lenguas exangües, de mitos
despedazados. Torna el viento
por donde solía,
por esos caminos
ignotos en los que la sangre
se vuelve rutina,
robado el fuego, sin humo
coronando los hogares,
como si el mundo fuese a acabarse
de golpe, hastiado de tanto girar.


Fernando Alda

jueves, 17 de marzo de 2022

Las alas de Ícaro, 4

 


IV 



Tengo que escribir todo

lo que no he escrito
y quedó en el papel mojado
por la lluvia y las lágrimas
sobre las frías losas de esta calle tan oscura
y tan triste en la que vive el desconsuelo.
Como agua fresca te saben
las palabras, su sonora
certeza, la plenitud con la que bajan
a la tierra desde las estrellas.
No hay forma de comprobar
esto que piensas ahora,
son solo recuerdos de un poeta
guardados entre las cenizas
de la noche, ilusiones
envueltas en hojas de periódico,
dejadas en una caja de cartón,
para su mudanza a un espíritu
menos desangelado.


Fernando Alda

miércoles, 16 de marzo de 2022

Las alas de Ícaro, 3

 




III


Tanta ternura en el beso

de esa madre que despide al soldado,
sabiendo que no regresará
del frente, así hoy
la nostalgia, las manos rotas
de la estatua de mármol que fue
desenterrada en Pompeya,
el albo aliento de la luz
al deshacerse en estas nubes
que coronan el día y volverán al mar,
que todo contiene.
Una melancolía de fuego
viste el iris de la sombra,
el nacimiento de las voces
que recuerdan el paso de la batalla,
los ojos de la hidra,
la pregunta terrible de la esfinge,
el mundo inmenso
a tus pies, sin tú saberlo.


Fernando Alda

martes, 15 de marzo de 2022

Las alas de Ícaro, 2

 




II


Es el momento de contar

las canicas de colores
guardadas en esa caja de metal,
tan vieja, escondida
en el baúl del deseo,
al fondo de la memoria,
pues urgen el tiempo y la luz
a salir a campo descubierto,
a enfrentarse con los horizontes
que caben en tu mirada.
Hoy, ni el arco de Odiseo
será defensa cuando la mano
azul venga a cerrar tus ojos,
que estarán quietos,
respirando,
como si el alba no viniese nunca
pese a que la estamos esperando.

Fernando Alda

lunes, 14 de marzo de 2022

Las alas de Ícaro, 1

 





Inicio hoy en el blog la publicación de un nuevo poemario, bajo el título de "Las alas de Ícaro", en estos tiempos de soledades y ausencias, en estos días tan  recios de desmemoria y melancolías, para que, al menos, la poesía nos alivie la tristeza.


"La luz penetra donde no brilla el sol;
donde ningún mar corre, las aguas del corazón
impulsan sus mareas;
y, cual espíritus quebrados, con luciérnagas en la cabeza,
los corpúsculos de luz
se filtran en la carne donde no hay carne que vista
los huesos"

Dylan Thomas



I


Unos labios en la copa

del árbol desde el que mira
el asombro, la quimera del oro
perdido en cada mediodía,
las alas de Ícaro abandonadas
en el rincón más oscuro del laberinto.
Todo ello habita en tus sueños,
madeja infinita que no sabes
cómo desliar, acaso una urdimbre
de niebla, un tesoro
hallado en los bolsillos del pantalón,
como para andar por casa,
en zapatillas, sin saber qué hacer,
el corazón hecho trizas
de tanto dolor.

Fernando Alda





viernes, 4 de marzo de 2022

Es la lluvia...

 



Es la lluvia en tus manos
una bendición de los cielos altos,
esa que ya no recordabas cómo sonaba
en el tejado de casa,
sobre el esplendor de los rosales,
en la boca de la noche
que proclama los nombres de las estrellas.
Llueve, como si nada más ocurriese,
tan despacio que es posible
contar las gotas y alegrarse
con la luz que se derrama
desde una copa de vino
que arde en los labios de la mañana.
Llueve, y tú miras llover,
sereno frente a la muerte,
esperando...


Fernando Alda