Buscar este blog

domingo, 30 de junio de 2019

Relación final

Quieres ese poema último

que acabe con tu memoria,
que después, si sepulto,
incendie, o sea la losa que cubra
el fulgor de tus huesos:
será en la noche, junto al fuego,
con mano agitada; cuando en los ojos
lágrimas develen palabras,
salinas y amargas en la sangre.
Desolado entonces, quizá
herido, entierra
violento en el papel ese escorpión
entre el vino, muere
en la brasa del verso como ceniza:
viento no vendrá, sólo tu silencio
amenaza la vida.

Fernando Alda Sánchez




"Las aventuras del buen soldado Svejk"

"Las  aventuras del buen soldado Svejk", de Jaroslav Hasek (Praga, Chequia, 1883 - Lipnice nad Sávarou, Chequia, 1923) fue publicada por entregas a partir de 1920, durante tres años. Es una novela antimilitarista, escrita para reflejar, en clave de irónico humor, los desastres de la Primera Guerra Mundial.

 Hasek fue novelista y periodista, y por eso utiliza un lenguaje directo en la narración, que resulta, por las absurdas situaciones y escenas que describe, delirante.

Svejk bien podría ser, salvando todas las distancias, un pícaro español del Siglo de Oro, trasladado al Imperio Austrohúngaro de 1914. Quizá también un Sancho Panza checo, pues es "muy grande hablador", que diría Don Quijote. Es un ser humano que carece de motivación para participar en la Gran Guerra, arrastrado por los acontecimientos históricos, lo que pone aún más de manifiesto el sinsentido de éste o de cualquier otro conflicto bélico.

De su personaje el escritor afirma, en el prólogo de la novela: "Una gran época pide grandes hombres. Hay héroes desconocidos y oscuros, privados de la fama y de la gloria históricas de un Napoleón. Un análisis de su carácter empañaría hasta la gloria de Alejandro Magno. Hoy mismo podríais encontrar, por las calles de Praga, a un hombre desaliñado que no se da cuenta de la importancia que tiene para la historia de la magna época moderna. Sigue su camino con humildad, no molesta a nadie ni le asedia ningún periodista pidiéndole una entrevista. Si le preguntarais cómo se llama, os contestaría con sencillez y modestia: "Soy Svejk...". Con eso está dicho todo, con fina ironía.

Conservo en mi biblioteca la edición de esta obra de Círculo de Lectores / Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2008, con ilustraciones de Josef Lada y traducción del checo de Monika Zgustova. Las ilustraciones son las que Lada hizo para la primera edición de esta novela. En el caso del que os hablo está bellamente impresa y encuadernada en tela, lo que en los tiempos que corren es no sólo un detalle de buen gusto, sino un lujo de bibliófilo.

Hay varias ediciones en el mercado. No obstante, os dejo la portada de la que conservo de esta novela que está considerada como una de las obras maestras en lengua checa. Tenéis garantizada una agradable lectura a través del humor y la crítica social.



Fernando Alda Sánchez


sábado, 29 de junio de 2019

Epitafios del olvido, 3

5


Si es memoria tu nombre en las colinas,

y de ti los veneros guardan recuerdo,
qué la muerte si tendrás el cimiento
de tu casa, la roja teja de arcilla
nueva: no losa
funeral la que cubra tus restos
sino la sombra de una higuera.



6



Como árbol venerado de albas

corolas así florecerán tus huesos
al amanecer, tras la luenga
noche en que te amará la muerte
entre velos y ya, al fin, resurrecto,
te incorpores con la luz y con la hierba.


Fernando Alda Sánchez


"Alfanhuí"

"Industrias y andanzas de Alfanhuí", de Rafael Sánchez Ferlosio (Roma, 1927 - Madrid, 2019). Traigo este primer libro de Sánchez Ferlosio al blog dado que falleció el pasado día 1 de abril. En esos días posteriores a su muerte se escribió mucho sobre su vida y su obra, como es lógico, pero quizá no se hizo lo suficiente sobre "Alfanhuí" (1942), un libro que  cuando lo leí en mi juventud, en el Bachillerato, me deslumbró por la imaginación desbordante que encierra.

Es un libro narrado con técnica realista para describir un mundo imaginario. Comienza así:  "El gallo de la veleta, recortado en una chapa de hierro que se cantea al viento sin moverse y que tiene un ojo solo que se ve por las dos partes, pero es un solo ojo, se bajó una noche de la casa y se fue a las piedras a cazar lagartos. Hacía luna, y a picotazos de hierro los mataba. Los colgó al tresbolillo en la blanca pared de levante que no tiene ventanas, prendidos de muchos clavos. Los más grandes puso arriba y cuanto más chicos, más abajo". La narración cautiva desde el primer momento en el que vamos conociendo "las industrias y andanzas" del niño que se llamará "Alfanhuí".

Luego vendría "El Jarama", novela social, por la que obtuvo el Premio Nadal y luego el de la Crítica, un verdadero ejercicio de narración concluido con maestría. Y más escritos de este novelista, ensayista y lingüista, de este autor verdaderamente inclasificable, aunque se le encuadre dentro de la Generación del 50. Su obra trasciende cualquier etiqueta.

Nunca olvidaré el "Alfanhuí", que abrió en mí caminos insospechados y despertó mi imaginación con el personaje, las situaciones que se describen y la plasticidad de una prosa que raya la perfección.

Como siempre, os cuento que leí esta novela en la edición de Destino, de la Colección Áncora y Delfín, que hace la cuarta en la misma, Barcelona, 1973. Os dejo la portada, no obstante, de la edición del libro, con ilustraciones de Asen Stareishinski, de Ramdom House, pues los merecen la pena y aportan valor añadido al libro y a la narración.



Fernando Alda Sánchez


viernes, 28 de junio de 2019

Así es la tristeza

Tendré que poder, pero no puedo.

El verso se me atraganta al vivir,
una espada que descendiese
por el esófago hasta las más recónditas
entrañas, un clavo
directo al cerebro desde las fosas
nasales. Así es la tristeza,
como la mirada de Julio César
cuando fue apuñalado, Idus
funestos de marzo, o el desmoronarse
continuo de los tapiales de adobe
cuando la lluvia arrecia de forma incesante.
Luminarias de San Antón
que saltan los jinetes y sus bestias
equinas, ese resplandor entre las tinieblas
que deja entrever el mundo,
sus profundidades y alturas,
los pocos pasos que te quedan
para despeñarte por el abismo...
Así es la tristeza, el nogal
abatido, la puerta
desquiciada, el cántaro
desportillado, hojalata
endeble que nadie admira
mas todo el mundo posee,
como el papel mojado
que al tocarse se deshace
o la cuerda del ahorcado
que aún pende deshilachada
de la rama más gruesa de un árbol seco.
Así es la tristeza...


Fernando Alda Sánchez



"Palabra sobre palabra"

"Palabra sobre palabra", de Ángel González (Oviedo, 1925 - Madrid, 2008), es el volumen que recoge la poesía completa de este autor perteneciente a la Generación del 50. Es decir, en el se publican sus libros de poesía desde el primero, en 1956, "Áspero mundo", hasta 2001. Tengo en mi biblioteca, pues lo leí en su momento, la séptima impresión, de septiembre de 2008, de la edición realizada por Seix Barral, en los Tres Mundos, Poesía. Sin duda, una magnífica edición.

Como el propio Ángel González indica sobre él mismo "larga y prematuramente adiestrado en el ejercicio de la paciencia y en la cuidadosa restauración de ilusiones sistemáticamente pisoteadas, me acostumbré muy pronto a quejarme en voz baja , a maldecidr para mis adentros, y a hablar ambiguamente, poco y siempre de otras cosas; es decir, al uso de la ironía, de la metáfora, de la metonimia y de la reticencia. Si acabé escribiendo poesía fue, antes que por otras razones, para aprovechar las modestas habilidades adquiridas por el mero acto de vivir". Toda una confesión a quien como él mismo reconoce le hubiera gustado ser músico (cantautor de boleros sentimentales) o acaso pintor.

Quizá también le defina el poema "Áspero mundo", que da título a su primer libro:

"Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo"

pues él se considera

"Un hombre lleno de febrero,
ávido de domingos luminosos,
caminando hacia marzo paso a paso,
hacia el marzo del viento y de los rojos
horizontes -y la reciente primavera
ya en la frontera del abril lluvioso... -"

Ángel González es el poeta de la vida cotidiana, de las sensaciones diarias, de las circunstancias que rodean el vivir, de los pequeños misterios que desvelamos cada día. Os dejo con su lectura, una agradable lectura para ir hilvanando el tiempo en estas tardes de verano en las que parece que el reloj se ha detenido.

Por supuesto, os dejo la portada del libro, en una nueva edición de Seix Barral, en la que ha variado la ilustración de la portada.



Fernando Alda Sánchez

jueves, 27 de junio de 2019

Tanto desamor

En la huella dactilar que deja

la música en el alma es donde
reside el código para la adivinación,
arúspice de tu propio
destino, como el rodar
de la grava en el lecho del torrente
en su descenso a los infiernos.
Buscar dentro de ti
como se buscan en un desván
los objetos que hemos desechado
y duermen entre el polvo y el olvido;
buscar azucenas entre los ásperos
cardos, calas prodigiosas
entre las grietas de la roca
más resistente; buscar
y tal vez hallar lo que no esperas,
lo que no deseas que sea encontrado,
el crimen misterioso que dejaste
oculto entre los rododendros,
bajo la tierra tupida en la que crecen
mágicos los asfodelos.
Es el mapa de una ínsula
solitaria que guarda un tesoro
ensangrentado, el último
oro producto de los más crueles
saqueos, metal
infame que codician
arrebatados los corsarios que se agolpan
en tu pecho agitado, tal vez la culpa
de tanto desamor, de tanta
renuncia y desmemoria. Si sólo fuera eso...


Fernando Alda Sánchez




"El niño con el pijama de rayas"

"El niño con el pijama de rayas",  de John Boyne (Dublín, 1971)  es una novela que ha cosechado el éxito internacional, pues está traducida a 30 idiomas y ha sido llevada al cine. Es un libro lleno de preguntas que se acerca, a través de la mirada de un niño (Bruno) a la terrible realidad de los campos de exterminio del nazismo.

Se trata de una obra redonda, narrada prodigiosamente desde la inocencia de la infancia, del hijo del jefe del campo de concentración y del niño judío (Shmuel) con el que traba amistad a través de una alambrada.

Este relato es una metáfora no sólo de la violencia del nazismo y de la Europa que asoló a su paso durante la Segunda Guerra Mundial, sino que es una metáfora también de las relaciones humanas, de la tolerancia, de la amistad incondicional, narrada con una habilidad prodigiosa por J. Boyne, con precisión y valentía.

"El niño con el pijama de rayas" es un libro que merece la pena leer alguna vez en la vida, pues nos asombra, nos acerca a un mundo,  cruel y terrible que, no por menos conocido, puede volver a vivirse, puede volver a herirnos con sus terribles zarpazos.

Es una novela dirigida directamente al alma, al espíritu del ser humano, a la conciencia, al saber que sólo desde la mirada de un niño se pueden entender la barbarie y todos sus monstruos, pues la inocencia es el único camino.

Leí este relato en la edición del Círculo de Lectores, bajo la licencia editorial por cortesía de Publicaciones y Ediciones Salamandra SA, Barcelona, 2007. Me remito a la edición de Salamandra, cuya portada os dejo y que encontraréis con facilidad.




Fernando Alda Sánchez


miércoles, 26 de junio de 2019

Nihil obstat

Nihil obstat, ya tienes

permiso para transgredir la visión,
para ver los campos
abiertos sin puertas ni ventanas,
cielos altísimos de Castilla,
inmaculado azul en el que las nubes
cobran vida propia, blanco
intenso difuminado de gris
levísimo, apenas un toque,
una pincelada de ceniza.
Bendita inmensidad, encinas,
álamos, colinas y cerros,
piedra berroqueña de la que el hombre
arranca dovelas, fustes, cruceros,
canecillos, una sillería
sobre la que se fundamenta el espacio:
es la profundidad del horizonte,
el fondo que no atisbas en el cielo,
una aldea en lontananza,
bóvedas inconmensurables
que sólo la sed de infinito
puede pintar con el sonido
pastoril del viento que ulula
extraviado, feliz de no tener
patria ni cementerio,
pues le basta sólo con caminar solo,
acaso desamparado en regiones etéreas.
Eres frágil astilla que del tronco
salta e hiere tus pasos
inacabados sobre la hierba.
Interminable es el caudal
del día que incesantemente
amanece; brota la luz
a chorros por los ojos de la aurora,
renaces y es tu nombre
el que ahora suena.


Fernando Alda Sánchez



Konstantino Kavafis

Konstantino Kavafis ( Alejandría, Egipto, 1863 - 1933) está considerado como uno de los poetas griegos más importantes. Aunque publicó poco durante su vida, su obra esta considerada como una renovación dentro del renacimiento griego literario contemporáneo.

En sus orígenes tuvo una formación vanguardista aunque las raíces clásicas son el sustrato del que se alimenta, pues son muchos los poemas dedicados a ese paisaje cultural griego, como ocurre en su poema titulado "Itaca", del año 1.911:

""Si vas a emprender el viaje hacia Itaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo".

Son multitud los personajes de la mitología o de la historia de la Grecia clásica que aparecen en sus poemas. En este sentido, Kavafis resultó una fuente de inspiración para los poetas "novísimos" españoles de la actualidad.

Tuve la suerte de leer sus poesías completas en una edición de Hiperión, Madrid, 1978. La traducción estaba a cargo de José María Álvarez.

La belleza de los versos de Kavafis es necesario ir descubriéndola poco a poco, poema a poema, y soñar con la plasticidad de su palabra y con los mundos que rescata de la memoria, pues han desaparecido, mundos que soñamos despiertos con nuestros propios ojos. Tal vez este poema que ahora voy a reproducir, del año 1911 también, sea el mejor epitafio para el poeta y su poesia:

"Como bellos cuerpos que la muerte tomara en juventud,
y hoy yacen, bajo lágrimas, en mausoleos espléndidos,
coronados de rosas y a sus pies jazmines -
así aquellos deseos de una hora
que no fue satisfecha; los que nunca gozaron
el placer de una noche, o una radiante amanecida".

Como la edición fue de mi agrado, os dejo la portada de la que hace la decimonovena de estas Poesías Completas, en Hiperión, que conserva la misma portada que la primera.


Fernando Alda Sánchez

martes, 25 de junio de 2019

"La biblioteca de noche"

"La biblioteca de noche", de Alberto Manguel (Buenos Aires, 1948) es una historia de la lectura y de las bibliotecas llena de amor por las mismas, una historia llena de escritores y lectores, de apasionados por los libros, que vagan por una biblioteca universal y la recorren en profundidad.

Cuando descubrí y leí el libro de Alberto Manguel sentí un profundo gozo, era como haber encontrado una puerta que te transportaba, de forma mágica, a los diferentes mundos de la  lectura y de las bibliotecas en las que se guarda. Si de por sí se aman los libros, con éste se aman mucho más. Y se aman las bibliotecas, personales o públicas, pues da lo mismo, pues todas ellas encierran pasiones, misterios, viajes y aventuras espirituales que hacen de las mismas un lugar mágico al que regresar siempre. Como yo hago ahora con estas relecturas (o lecturas) que os propongo día tras día.

Manguel dice en el prólogo de su libro que "el amor a las bibliotecas, como la mayor parte de los amores, hay que aprenderlo. El que entra por primera vez en una habitación hecha de libros no puede saber instintivamente cómo comportarse, qué se espera de él, qué se promete, qué se permite. Puede verse dominado por el horror -a la acumulación o la magnitud, al silencio, a la admonición burlona de que es mucho lo que ignora, a la vigilancia-, y parte de esa sensacion abrumadora puede seguir aferrada a él una vez aprendidos los rituales y las convenciones, una vez cartografiado el territorio, una vez comprobada la actitud amistosa de los nativos".

Confieso que cuando entro en mi biblioteca personal, en casa, en la que llevo atesorando libros desde hace más de 40 años, es para mi como entrar en un recinto sagrado, con sus liturgias y sus reglas, y perderme por sus vericuetos. Siempre encuentro sorpresas, que me van ofreciendo los libros ya leídos, como me ocurre ahora.

Leí y por supuesto guardo con fervor el libro de Manguel en una edición de Alianza Editorial, Madrid, 2007, traducida del inglés por Carmen Criado (aunque el autor es argentino vive en Canadá y ha escrito este libro en inglés). Se trata de una edición especialmente cuidada, con profusión de ilustraciones, que la hacen aún más bella e interesante.

Os dejo la portada de dicha edición, por si la queréis buscar. Está en la colección Alianza Literaria. Merece la pena. Os va a sorprender.



Fernando Alda Sánchez


Hablan de ti...

Hablan de ti las alamedas

sombrías que en el estío
ofrecen consuelo, los manantiales
silenciosos de los que brota un agua
cárdena y fría, las claraboyas
luminosas que abren al cielo
la profundidad de las estancias.
Hablan de ti los cánticos
marineros de tierra adentro,
la estatura de la belleza
que nos contempla, el sabor
irrepetible de los besos
regalados, el don irrefrenable
de lo que nunca tiene término.
Hablan de ti y no callan en los palacios
áulicos en los que duermen
hermosas princesas vestidas
de sedas y tules opalescentes
coronados de turmalina,
que miran, con sus ojos de ofita
y jaspe, sin vida, en delicado gesto,
el fulgor de los dedos
ensortijados que acarician las sienes
de las estatuas.
Hablan de ti hasta la extenuación,
mas no conseguimos verte,
pese a las noticias que nos alcanzan
y embargan de emociones
el espíritu extasiado que anhela
tu deseado regreso.



Fernando Alda Sánchez


lunes, 24 de junio de 2019

"Extraños en un tren"

Hoy toca un clásico de la novela negra, "Extraños en un tren", de Patricia Higsmith (Fort Wort, Texas, Estados Unidos, 1921 - Locarno, Suiza, 1995). Aunque tiene personajes memorables como Ripley, su obra más importante, y por la que es más conocida, es ésta de la que hoy hablamos.

Se trata de una novela negra magníficamente construida y magníficamente narrada. Si no la habéis leído, debéis hacerlo, y si la habéis leído nunca es un mal momento para releerla. Creo que se trata de una obra maestra del género. Por supuesto, luego podéis seguir leyendo a Patricia Higsmith y toda la larga serie de Ripley, llena de sorpresas y agradables momentos.

"El tren avanzaba impetuosamente, con ritmo furioso y entrecortado. Tenía que detenerse, cada vez con mayor frecuencia, en estaciones de poca monta donde permanecía unos momentos esperando con impaciencia la señal para volver a envestir la pradera. Pero su avance apenas se notaba. Diríase que la pradera ondulaba solamente, como una inmensa manta, rosada y ocre, que alguien estuviese sacudiendo. Cuanto más rápido iba el tren, más vivaces y burlonas eran las ondulaciones". Así se inicia la novela. Lo que viene después tiene un ritmo trepidante.

Considero que "Extraños en un tren" es una metáfora del mundo contemporáneo en el que nadie conoce a nadie, en el que las historias personales de cada uno pueden entrecruzarse misteriosamente en cualquiera de los lugares públicos en el que vemos a centenares o miles de personas, especialmente en las grandes ciudades. Y las vidas pueden entrecruzarse de la forma más misteriosa y sorprendente posible, incluso para llegar al asesinato.

Por supuesto, es absolutamente recomendable ver la adaptación cinemátográfica que llevó a cabo Alfred Hitchcock, de 1951, con guión de otro clásico de la novela negra americana, como es Raymond Chandler (el que por supuesto hablaremos en el blog), con una factura impecable y una fotografía en blanco y negro que roza lo genial.

Leí "Extraños en un tren" en la edición de Seix Barral "Literatura Contemporánea", Barcelona, 1984. Os dejo una reproducción de la portada de la edición realizada por Anagrama.





Fernando Alda Sánchez



Epitafios del olvido, 2

3


De los cipreses el aroma perfumará

tus ojos que la luna incendia cuando 
en la noche te despiertes, sabrás entonces
que tu fosa debió ser camino y querrás
volar con el aire y las agrias aves.



4


Si es el deseo el que en tus labios

abre topacios y besas el ébano
astillado que te cubre, aún puedes
aguardar el alba, un dibujo
gris de vida en el agua, un pétalo
breve o rocío que empape tu sed.


Fernando Alda Sánchez





domingo, 23 de junio de 2019

Almenaras

Las hogueras de San Juan en los altivos

baluartes de las torres más altas,
como pájaros de fuego, antorchas
que coronan ardientes cabellos,
almenaras que anuncian el alba,
que llega entre pífanos y atabales,
en horrísono estruendo de carretas
que cargan los restos finales de la noche.
Conjurados los temores,
alerta el espíritu, olvidado el dolor
que dejaste exangüe entre las prímulas,
es llegada la ocasión solemne
de abandonar toda mortaja,
todo el fúnebre bagaje de oscuridad
y desilusión, y purificar el rito
de las abluciones, la ceremonia
del encuentro, el paso audaz
de la hoguera y el Rubicón.
Es la cartografía de un bosque
sagrado en el que se encuentra
el ombligo de la urbe, la morada
del héroe, la loba capitolina
que en la leyenda desgarra
los tapices boreales que difuminan
los horizontes. Es la tierra
ahora una exclamación,
un cántico unánime que convoca
a la exaltación de vivir,
de concitar el espíritu
sereno de la eternidad y del silencio.


Fernando Alda Sánchez





Epitafios del olvido, 1

1


Para ti cayó el esplendor de las ciudades,

la mirada de los hombres,
y ahora contemplas la noche
o el suceder de los días, mientras
entre las flores amargo brota el olvido
y te arde en los huesos la tristeza.


2


Esta mujer recuerda la pasión
prendida en sus manos, que enervara
lenguas de dolor o brazos de alabastro:
¿Qué el amor ahora sino una raíz
de tinieblas y saurios y el beso
cálido un liquen o silencio?


Fernando Alda Sánchez





"Antología poética"

Hoy los pasos literarios por mi biblioteca me han conducido a una "Antología poética" de William B. Yeats, el genial poeta irlandés (Dublín, 1865 - Cannes, 1939) En él vida y obra van estrechamente unidas, especialmente en el terreno político, pues Irlanda estaba bajo la ocupación inglesa. Sin duda, es un poeta que vivió de forma intensa su tiempo.

Su poesía pertenece al simbolismo y es uno de los máximos exponentes del renacimiento literario irlandés, y uno de los renovadores de la poesía europea de su época. Recibió en 1923 el Premio Nobel de Literatura. Aunque falleció en Francia, años después su cuerpo fue sepultado en Sligo, en su amada Irlanda.

Su libro más conocido es "Responsabilidades". Al mismo pertenece este breve poema titulado "Cuando Elena vivía":

"Con desesperación hemos clamado
Que los hombres abandonan
Por asunto trivial
Por insolente juego ruidoso
La belleza que ganamos
De las horas más agrias.
Sin embargo, si hubiéramos andado
En esas torres descubiertas
Que Elena frecuentara con su joven
Habríamos dado al resto
De los hombres y mujeres de Troya
una palabra y una burla".

O este otro que lleva por título "A un niño que baila en el viento", del mismo libro:

"Danza allí en la costa;
¿Por que te ha de importar
El rugido del agua o del viento?
Y que caiga tu pelo
Que las gotas saladas empaparon;
Siendo joven no has conocido
El triunfo del necio ni tampoco lo ganaste,
No viste muerto al mejor trabajador
Con las gavillas por hacer.
¿Por qué has de temer
Ese clamor terrible en los vientos?"

Son poemas de un extraña belleza, como todos los suyos. Leí parte de su obra en una "Antología poética"  de Espasa Calpe, en Selecciones Austral, Madrid 1984. La introducción, selección y traducción es de E. Caracciolo Trejo. No obstante, acompaño a esta reseña con la portada de la antología editada por Lumen.



Fernando Alda Sánchez






viernes, 21 de junio de 2019

"El Señor Presidente"

"El Señor Presidente", de Miguel Ángel Asturias (Guatemala, 1899 - Madrid, 1974) Nos enfrentamos en esta primera tarde del verano de 2019 a otro de los monumentos literarios en español. La novela es un canto de libertad contra las dictaduras de este mundo, y cómo destruyen cuerpos y almas, pues atacan la raíz más profunda de la libertad. De forma muy especial, el libro recoge la vida en Guatemala bajo la dictadura de Manuel Estrada Cabrera, una dictadura que destruyó su país.

"Alumbra, lumbre de alumbre..." es el repicar de las campanas (así comienza el relato) de la Catedral. La novela está magistralmente escrita, sin duda, con un lenguaje plástico, con un español de América deslumbrante y maravilloso, que nos recuerda la inmensa riqueza del español, el maravilloso tesoro que compartimos millones de hispanohablantes en todo el mundo.

Más allá de la crítica política y social, la narración está desarrollada con evidente prodigio literario. El primer capítulo de la novela es sencillamente genial por la descripción que hace de los mendigos que atienden la voz de las campanas de la Catedral. La prosa es desbordante.

Dejo al querido lector las entretelas de este libro que es necesario leer o releer. Tuve la suerte de adentrarme en el ya con cierta edad madura, en una edición del Centenario, de Allca XX, del año 2.000. Se trata de una edición completísima sobre la novela y la obra de Miguel Ángel Asturias. Hay otras muchas y buenas ediciones, recomendables todas. Os dejo la portada de la edición de Alianza Editorial.

Fernando Alda Sánchez






  1. el señor presidente-miguel angel asturias-9788420676630

Desierto de agua

Lívido litoral que en la lejanía

se vislumbra, línea
quebrada de acantilados y playas
en los que naufragó el bajel
de la nostalgia y la pereza, mar
erizado de oleajes y espumas
que describen hombres,
países y cartas náuticas,
legado de otros viajeros que a  las estrellas
brindaron su deseo,
hoy sólo el paso del viento
por este desierto de agua
salada. Ya es tarde, nunca anochece
y en tu voz se han abierto,
como rosas ajadas,
una pena y una lágrima...


Fernando Alda Sánchez



jueves, 20 de junio de 2019

Campanarios incendiados

Dobla el bronce en un funeral

interminable desde los campanarios
incendiados, es la salutación
del duelo, la túnica con la que se visten
los días en el lentísimo
sucederse del dolor. Miras las cometas
planear sobre lo alto,
el viento combar sus varillas,
hincharse su vela,
acaso un sueño o una esperanza
que renacen en el simple
gesto de abrir una ventana
hacia el norte y respirar
la brisa.
Desde los ojos se descuelgan
lágrimas muy frías, transparencias
heladas que hablan
de pozos artesianos en los que habita
insondable el fondo
de las mareas de este mar eterno.
Hay pasillos que no acaban jamás,
túneles que se estrechan,
pasos tan angostos en los que no encuentras
una salida. Es la angustia un volcán
no extinguido y en su lava
contradictoria adivinas el futuro:
un paisaje desolado
el que amanece dentro de tus pupilas,
como si contemplases
caer la ceniza en lugar de la lluvia,
y junto a ti se alzase un patíbulo.

Fernando Alda Sánchez



"Cien años de soledad"

"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo". Así comienza la novela "Cien años de soledad", de Gabriel García Márquez (Aratacama, Colombia, 1927 - Ciudad de México, México, 2014) Un comienzo de novela difícilmente olvidable para quien la ha leído con la pasión que merece esta obra maestra, el libro central de la narrativa de García Márquez.

Es una novela río, una narración coral, un libro desbordante que nos atrapa en su lectura desde las primeras líneas hasta el final. Realismo mágico se define, pero quizá estos "Cien años de soledad" sobrepasan toda definición, cualquier molde que podamos intentar establecer (sin éxito).

La escritura de García Márquez es deslumbrante, arrolladora, llena de una especial belleza como sólo la puede dar la identidad de Hispanoamérica y sus paisajes y sus mundos poblados por seres de carne y hueso que buscan afianzarse en la vida, en definitiva, que buscan vivir.

"Cien años de soledad", que es uno de los monumentos del español como idioma, puede y debe releerse, puede y debe volver a ser vivida, en la conciencia de que estamos despertando fuerzas de la naturaleza que nos van a arrastrar con su magia y su poder hacia sueños imposibles. Si no la habéis leído, es el momento para hacerlo.

Como el libro lo merece, os dejo la edición conmemorativa del mismo, editada por la Real Academia Española y por la Asociación de Academias de la Lengua Española. Hay otras muchas ediciones.


Fernando Alda Sánchez



miércoles, 19 de junio de 2019

"El extranjero"

"El extranjero", Albert Camus (Dréan, Argelia, 1913 - Villeblevin, Francia, 1960). Todo un título para un libro que es la máxima expresión del mundo contemporáneo que ha sido vaciado de valores. El hombre es un extranjero, un extraño, en el mundo, puro existencialismo. ¿Alguna vez no nos hemos sentido así?

Toda la obra de Albert Camus está hilvanada en estas mismas razones, el ser humano ante lo incomprensible y absurdo de la vida, en la que no hay salidas que parezcan devolverle su dignidad.

"El extranjero" está escrita con el estilo duro y directo de Camus, diciendo en pocas palabras lo que quiere manifestar: la soledad, la terrible soledad que acompaña al protagonista, que acaba cometiendo un crimen inexplicable. ¿Quizá el absurdo de "La metamorfosis", de Kafka? Dejo la pregunta en el aire para que piensen los lectores.

Leí "El extranjero" en una edición de Emecé Editores en "El libro de bolsillo"- Alianza Editorial, Madrid, 1984. Era la decimoquinta. La traducción corresponde a Bonifacio del Carril.

Como es un clásico, hay más ediciones con buen nivel. Os recomiendo una nueva edición de Alianza Editorial, con dibujos de José Muñoz y traducción de José Angel Valente.

Fernando Alda Sánchez





Buscando el final

Recuerda extraño en la distancia

que siempre se regresa,
que en los ojos queda lo vivido,
una brasa en el sueño
que habla de cúpulas y de ríos,
¿dónde las veredas que retornan?
No esfinges o dédalos entorpecen el paso
sino el miedo, la faz
cambiada, las arrugas.
Sonará la hora en el alba
con oscuras campanas: no lleves
nada, que nudosa rama de olivo
viejo aleje la caída: lágrimas de gozo
te indicarán cuándo has llegado.


Fernando Alda Sánchez



Santa María de Valvuena

Desnuda luz en los ojos

devela signos de Dios, su voz
profunda en el silencio que incendia
el espíritu: en el claustro
el ciprés enhebra las aves,
es la Nada allí donde hay que buscar.



Fernando Alda Sánchez



De un templo olvidado...

Un solo resplandor ciego recuerda

el templo, sus muros
aún alzados a la lluvia,
y acaso muere entre el arrabal desolado,
que entreteje el polvo y la campaña
no tañe, San Andrés, frío el capitel
que salió ya mudo de las manos.
Evoco el aroma de la piedra madura
sobre la lapa funeral del silencio,
no el olvido, la liturgia del símbolo
en ti encarnó el último
oro, ya definitivo, sobre las bóvedas,
que el cielo nunca conoció,
mas sí tu sombra ungió la memoria,
que la piedra acalma y luego incendia.

Fernando Alda Sánchez


martes, 18 de junio de 2019

Destierro

Recuerda tierras y nubes,

mientras el corazón sueña un despertar
de pájaros en la memoria: ¿Dónde los grises
páramos del helado invierno
o el sucederse de noches que la lumbre
salva de la escarcha?
El recuerdo abrasa en la nostalgia
mientras liba las brasas del dolor,
y desde el Sur amargo desea la dulzura
de su amada, el beso de vida que en sus labios
espera, una ciudad de dorados
muros y charla encendida de amigos
o la libertad. Ahora
abraza a la muerte con el corazón
frío de haber llorado, si soledad
en sus ojos o un cáliz de silencio,
acaso la lluvia que renaciera su sangre.

Fernando Alda Sánchez






"La colmena"

"La colmena", de Camilo José Cela (Iria Flavia, 1916 - Madrid, 2002) supuso una bocanada de aire fresco en el panorama literario de la postguerra española, marcado como estaba por la literatura oficial de la dictadura. La novela se publicó en 1951 en Argentina, pues en España fue rechazada. La realidad de miles de lectores terminó por imponerse.

Es una obra coral, con unos personajes inolvidables, que nos cuentan la miseria de sus vidas tal y como ellos hablan, como la gente que en la época que refleja vive, siente y padece una realidad gris y tristísima.

Sin duda "La colmena" es un ejercicio magistral del arte de narrar, del arte de novelar, de la literatura en su estado más puro.

El libro encierra escenas memorables, paisajes urbanos del Madrid de los años 50, y paisajes interiores o del alma de los personajes que van poblando una novela cuya técnica y estilo mantienen de principio a fin la atención de lector, que viaja a través de las celdillas de una colmena. En definitiva, gozosa lectura.

Hay muchas y buenas ediciones de esta novela que ya es un clásico del español como idioma, pero os dejo la portada de la edición conmemorativa del primer centenario del autor que llevaron a cabo la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española, que encontraréis en internet sin dificultad.

Fernando Alda Sánchez







lunes, 17 de junio de 2019

Si un perfume...

Si un perfume fuera señal

suficiente para detener el tiempo,
Estigia la laguna que buscas
con desmedido afán, en este viaje
entre hogueras, allí donde se teje
la leyenda, y en el transcurrir
exagerado de este vital periplo
dejases unas flores muy frescas,
recién cortadas de entre el verdor
en el que crecían, sería entonces
el momento deseado en el que encender
la voz, en el que caldear las alcobas
inhabitadas, en el que descifrar
el embeleso de los sueños
olvidados o perseguir
entre columnatas de alabastro
y dóricos capiteles, el ascenso
imparable del humo, el vértigo
que se siente al morderse
la manzana envenenada.
Sólo así será borrado el sacrificio
que ofreciste, entrañas de aves
pútridas, que los dioses no quisieron
para congoja tuya. Si ha de amanecer,
que sea temprano, y que los gallos
aún duerman en esta pesadilla
de infortunio, pues el que es el exterminador
pasará afilando su acero
y se llevará consigo todo
aquello que no duerma.
No habrá una madre que en su regazo
acune la soledad que te guía,
ni te limitará los dedos manchados
con la brea de la infamia.
Eres el testigo que lo vió todo,
mas no puedes contar nada,
y siendo ese el tormento que te aqueja,
bálsamos quisieras para reconfortar
los desgarros, las llagas que va dejando
inmisericorde el dolor
cuando asedia al corazón, cuando
abate su pieza y se cobra su aliento,
el precio que hay que pagar
inevitablemente para no fenecer
en el intento de vivir,
en la pasión de seguir muriendo.

Fernando Alda Sánchez



"Poemas 1934-1952"

Entre el amor y la muerte, así se perfila la obra poética de Dylan Thomas (Swansea, 1914 - Nueva York, 1953), para mi gusto, uno de los mejores poetas ingleses del siglo XX. Su muerte a los 39 años parecía un presentimiento a lo largo de su vida.

Los versos de Dylan Thomas enlazan con los antiguos bardos, nos sumergen en la belleza de lo real o lo imaginario, abriendo caminos únicos por los que transitar estéticamente buscando la llama de lo eterno. Son poemas surgidos del misterio, de la noche de los tiempos, de otras épocas y de otros seres que poblaron la tierra. Sin duda, un poeta de lectura imprescindible.

Os dejo los versos iniciales de su poema "Cuento de Invierno":

         "Es un cuento de invierno
que el crepúsculo cegado por la nieve transporta
     a través de los lagos   
y campos flotantes de la quinta en la copa de los valles,
y se desliza sin viento entre los copos plegados a mano,
el aliento pálido del rebaño bajo la vela furtiva,

          y las estrellas que se desploman frías,
y el olor del heno en la nieve, y la lejana lechuza
que dicta consejos entre los apriscos, y la zarpa de hielo
mezclada con el humo de la alquería blanco como las
       ovejas se encapucha
en los valles serpenteados por el río donde se cuenta el
       cuento".

Tuve la suerte de leer a Dylan Thomas en una antología editada por Visor, Madrid, 1986, realizada y traducida por Esteban Pujals.

En la misma editorial y en la misma colección encontraréis una edición de sus poesías completas. Os dejo la portada de la misma


Fernando Alda Sánchez




         


sábado, 15 de junio de 2019

Corazones deshabitados

Los cipreses duermen en el cinabrio de la tarde

sobrevenida, un ángel guardián
que señalase, con un tirso
rojizo, el convulso latido
que en los patios frescos y aromados
crece en el recuerdo.
Se alimenta el eléboro en macetas
de niebla bajo una lluvia innombrable,
desleído el contorno de seres
fósiles, trilobites que viajan
a través de estepas
gélidas, corazones deshabitados que esperan
su demolición. El vino arde en las copas
en un brindis de ascuas
removidas, espesas cerezas
que tiznan el paladar encendido,
la adormidera sonámbula
que engarza sus raíces en tronos
amargos de malaquita, en corolas
y pistilos, estambres frágiles
que se desmoronan junto a pétalos
celestes. Cinamomo y palosanto
embriagan la espesura de la alcoba
en la que yace la nostalgia de las Hespérides,
el candelabro en el que se derrama
la Cabellera de Berenice,
la Corona Boreal que señala el cementerio
de las estrellas. La tumba de Perseo
resplandece entre los crisantemos
mientras lees un epigrama,
recostado en la albura del tiempo,
reclinada la cabeza sobre el fuste
truncado de una columna de mármol.
Quién pudiera como tú arder
entre tanta belleza,
fenecer en estas soledades
que al alma hechizan, sin más pesar
que el canto de una calandria que en la luz
última enhebrase filamentos
dorados, filigranas de plata,
el decadente morir de la púrpura
que anuncia tu maldición,
tu llegada.


Fernando Alda Sánchez





"Confesiones"

"Confesiones",  San Agustín (Tagaste, 354-Hipona, 430) es la historia larga de una conversión, la del quizá pensador más importante del cristianismo en el primer milenio de vida de la Iglesia. Es una historia íntima, clarividente, narrada en primera persona, de cómo se encuentra uno con Cristo y tu vida se transforma. De cómo se transforma la vida de Agustín que había estado alejado e indiferente a la llamada de Cristo.

Pero esa llamada es muy fuerte. En sus "Confesiones" San Agustín no elude detalles, rincones oscuros, dudas, hasta que encuentra finalmente la Luz de Cristo. Creo que es un libro que todo cristiano debe leer en su vida, para sentirse reflejado en el proceso de conversión, pues todos, aunque creamos tener la fe muy firme, estamos llamados a la conversión, a aumentar nuestra fe y nuestra caridad.

Las "Confesiones" son un libro admirable, un libro escrito desde el alma, desde el encuentro con Cristo, de una profundidad asombrosa, de una hondura tremenda, pero que cualquier creyente y no creyente puede entender pues está escrito  con una prosa que llega al corazón, va directa al corazón, sin entretenerse en florituras innecesarias.

Es un libro, además, para abrir por cualquier página y deleitarse con algunos de sus párrafos, con sus reflexiones, pues todos, de alguna forma, somos Agustín en el peregrinaje de encontrar a Dios, de ir de la mano de Cristo para encontrar a Dios.

Leí las "Confesiones" en una edición muy modesta, en formatoo de librito, a cargo de Ediciones Paulinas, Bogotá, 1985, con la traducción de Antonio Brambila Z. Pueden encontrarse muchas y buenas ediciones de este libro imprescindible. Os dejo la portada de la edición de Tecnos, a cargo de Agustín Uña Juárez.


Fernando Alda Sánchez


viernes, 14 de junio de 2019

"Rebelión en la granja"

En este blog ya he hecho una reseña sobre otro libro de George Orwell, "1984". Hoy traigo aquí "Rebelión en la granja", un relato lúcido que  tiene validez contra cualquier totalitarismo. Mi hija Elvira lo ha leído en primero de Bachillerato, lo cuál dice mucho en favor de la profesora que se lo ha recomendado. Alucinó con él, como aluciné yo también cuando lo leí, quizá con algunos años más que ella.

Orwell fue periodista, y así escribe, con un estilo directo, conciso, hiriente, si se quiere, que alcanza la comprensión del lector como un puñetazo en la mandíbula. Escribe con absoluta lucidez, sabe transmitir sus ideas, y el relato tiene una fuerza tremenda como si fuese una ola gigantesca.
"Rebelión en la granja" es un libro para leer de un tirón, en una tarde, para pensar mucho en él, para imaginar lo que las revoluciones y el totalitarismo pueden hacer de nosotros, modernos esclavos que sirven  a los que dicen que nos van a liberar de la esclavitud de este mundo.

Orwell nos habla de la Unión Soviética, de la revolución soviética, de cómo la misma fusiló la libertad, pero su relato trasciende más allá de ese momento histórico, pues está escrito a modo de parábola. Nos pone en alerta, nos sacude el espíritu, para que estemos vigilantes ante cualquier amenaza contra nuestra integridad disfrazada de "amor al pueblo".

Por desgracia, los países están llenos de populistas de esta calaña, como el "Napoleón" que se erige en líder, como tantos líderes que tratan de engañarnos, y nos engañan, prometiéndonos paraísos en la tierra.

Soy cristiano, soy católico. Para mí la verdad es que el único liberador en el que creo es Cristo, que me ha liberado del pecado y de la muerte.

Creo que el libro de Orwell resulta revelador, pues crea conciencia, evita engaños, abre las mentes, ensancha nuestro libre albedrío y, además, es una parábola de nuestro tiempo, en el que los disfraces de la política pueden llevarnos a confusiones que resultan muy peligrosas.

Es una relectura o lectura imprescindible.

Tengo en casa un par de ediciones de este libro de George Orwell. Lo leí en una de Destino. Os dejo la portada de Austral.




Fernando Alda Sánchez




Sólo soy hierba

Sólo soy hierba que arde en un soplo

de fuego en el estío: como Job clamé
contra Ti, cuando no era nada
mientras creabas órbitas y planetas.
El salmista lo recuerda: ¿qué soy
para que te acuerdes de mi?
Y sin embargo, no me has arrojado
a la fosa, no caí herido en la red
del cazador, y ofreces un magnífico
banquete para mí ante mis enemigos.
El salmista lo recuerda:
eres mi refugio, mi alcázar,
y serán siempre mi sueño
y mis desvelos la alabanza que proclama
la grandeza de tu heredad.


Fernando Alda Sánchez



jueves, 13 de junio de 2019

Recuérdanos

Exaltación de la jornada que vives,

gracia solar que bendice con su esplendor
los bruñidos perfiles de lo creado,
jubiloso don que te impulsa
y asiste en la celebración de lo más hermoso.
Cuando estés muerto, recuérdanos
siempre... es la oración
que en hora imprecisa de la madrugada
alzan a los luceros los amores
conquistados, los hijos que aguardan
el beso de su padre, las amistades
recobradas a lo largo de muchos,
muchos años. Cuando estés muerto...
tendrás memoria de nosotros,
brindaremos con cálidos
licores por la reconstrucción
de las batallas que perdimos y quisiéramos
haber ganado. Seremos
alma, el desencadenante
de la certeza, el abrazo
inmortal con el que soñamos
cada noche.
Cuando estés muerto... recuerda
las conversaciones, los amaneceres,
los apretones de manos y los abrazos, las imágenes
empañadas que permanecen
incólumes en los espejos,
la risa poderosa que invita a vivir;
recuerda el galope del viento
llamando en las ventanas,
el éxtasis del tiempo, la plenitud
intachable del mediodía.
Cuando estés muerto, recuérdanos
siempre... desde la torre
vigía, desde las colinas
en las que crecen la mandrágora
y el eléboro, desde el confín
imaginario de lo que acontece en el corazón.
Recuérdanos tal como fuimos,
un surco en la arena
mojada, la carta que no acabamos
de escribir en aquella tarde
espléndida bajo los tilos,
la estrofa suelta que no encuentra
acomodo en un poema
tristísimo, el punto y seguido
en un discurso demasiado
extenso. Ten memoria de nosotros,
pues de lo contrario no seremos.
Despierte entonces la garganta
que duerme y aclame,
por los siglos y en los siglos,
el respeto que merece.
Cuando estés muerto, recuérdanos
siempre...


Fernando Alda Sánchez




Novalis

Os dejo estos versos de Novalis (Jorge Federico Felipe de Hardenberg, 1772-1801), uno de los grandes poetas románticos alemanes. Es una estrofa de uno de sus "Himnos a la noche":

"El amor es ya libre
ya no hay separación.
La plena vida ondea
como en un mar sin límites -
De una noche de gozo
un eterno poema-
que nuestro sol reside
en el rostro de Dios".

La edición corresponde a la realizada para Visor, por Ernest-Edmund Keil y Jenaro Talens.


Fernando Alda Sánchez


miércoles, 12 de junio de 2019

Escritura

Estableces la jerarquía de cuanto te ha sido

dado para que reines, dueño
y señor de lo que se manifiesta y anuncia
hasta donde alcanza la vista...
Admirable resulta tu criterio
en el instante en el que determinas
la prioridad de las esencias,
el transcurrir del tiempo
que en su huida va dejando
libres los augurios que no se cumplirán,
los caprichos de las sibilas
que confunden a los hombres.
Quisieras radiografiar con el corazón las palabras
pronunciadas para encontrar
su alma, el espíritu que las vivifica
y alienta, para hallar veneros
en su gramática, los manantiales
de los que brota su cristalina
y temperada belleza. Mas es oficio
harto desesperante construir mundos
imaginarios o entender
cómo el lenguaje te pertenece,
en ti se asienta y encuentra
amable refugio,
y participas,
gozoso, del estético
resultado de usarlo con destreza.
Es el momento de hablar o escribir,
no el de renunciar al idioma:
ensalza entonces aquello que sientes
y con tanta fuerza ahora te convoca.

Fernando Alda Sánchez





"Bomarzo"

 "Bomarzo", quizá la mejor novela del escritor argentino Manuel Mujica Lainez (Buenos Aires, 1910 - Cruz Chica, 1984), publicada en el año 1962, que nos narra con prosa exquisita, como sólo sabe hacerlo este autor, la vida del noble italiano del Renacimiento Pier Francesco Orsini.

No obstante, antes de proseguir con la reseñade este libro,  un breve apunte para recordar que un día como hoy, 12 de junio de 1942, Ana Frank comenzó a escribir su famoso diario, un testimonio de coraje universal. Hoy tendría esta muchacha judía, víctima del Holocausto, 90 años. Hablaré de dicho diario con más sosiego.

En lo que respecta a "Bomarzo" es un retablo maravilloso del Renacimiento, cuyo título proviene del "Jardín o bosque de Bomarzo", en la ciudad italiana de Viterbo, en el que se levanta el Palacio Orsini, palacio en el que vive Pier Francesco, un personaje "contrahecho, cínico e intrigante" al que muy bien Maquiavelo podría haber dedicado su "Príncipe".

Mujica Lainez pinta un fresco colorido, estéticamente perfecto, con una narración de verbo refinado; un relato en el que no falta cierta "perversidad" a la hora de trazar y entrelazar las vidas de los personajes históricos que pueblan la novela.

Sin duda "Bomarzo" es una obra maestra, un relato a caballo entre la novela histórica y la novela fantástica, una ventana poliédrica, como un caleidoscopio, por la que asomarse a la Italia del Renacimiento, con sus lujos, perversiones, refinamientos, con sus intrigas y grandezas, con sus bajezas y villanías. Es un retablo poblado de personajes fantásticos e históricos, que en la fiebre del relato interactúan en una sabia relación.

Confieso que la leí con verdadero placer, casi de un tirón, disfrutando de cada página y deseando que no se acabase nunca. Leí la novela en la edición de RBA, en su colección Narrativa Actual, Barcelona, 1993. Acompaño esta reseña con la portada de la edición de Austral.



Fernando Alda Sánchez

martes, 11 de junio de 2019

Derrotado sendero

Lanzas herrumbrosas, acero

vencido, túmulos que recuerdan
gloriosas gestas de titanes y héroes,
son ahora el derrotado
sendero en el que pasta
insomne el ganado,
la dura cerviz del carnero,
mansas ovejas, toros
alados de asirio
origen, bestias de afiladas
pezuñas que hollan
el honor de tanta contienda.
Laurel coronó un día
glorioso lo que hoy es retama
vulgar que devoran los bueyes,
son las cenizas de los dioses las que la tormenta
arrastra ladera abajo en estas colinas
resecas, como Bóreas
despeina la melena de los álamos
en cruento combate,
y es el véspero el que porta la ofrenda
que habrá de consumirse
en los altares turbulentos de la noche.
No hay reposo para estos huesos
quebrados y malditos que aparecen
entre los guijarros, entre los tallos
atormentados del tomillo,
bajo la flor morada y lúcida
del cantueso, junto al brezo
casi milenario que abraza
el rigor del granito,
la pulcritud del romero
que aroma con intensidad
redoblada el eco del viento
que habla, entre transparencias,
de espadas, escudos y hazañas.
Aquí yace, entre la lejanía y el acónito,
el yelmo del sol, el fulgor
de los muros que fueron
admiración, el destello
de tanta armadura, la caída
estrepitosa de los reinos.
No habrá de volver a nombrarse
bajo los arcos de triunfo el resplandor
de las corazas doradas de los jinetes,
ni habrá aclamaciones,
sólo lamento, que arderá
eterno en las piras funerarias del ocaso.


Fernando Alda Sánchez





"Alexis Zorba el griego"

"Alexis Zorba el griego", quizá la novela más conocida de Nikos Kazantzakis (Heraclión, 1883-Friburgo, 1957), un escritor griego prodigioso, quizá el más importante en la narrativa helena del siglo XX. Otra de sus obras importantes es "Cristo de nuevo crucificado", de la que ya hablaré en otro momento.

"Zorba el griego", que fue llevada al cine en 1967, interpretado por un inolvidable Anthony Queen,  es un relato desbordante, prodigioso, como lo es su protagonista, Alexis Zorba, en contraposición con el narrador de la historia, un intelectual reflexivo que en Zorba descubre toda la vitalidad, toda la energía, toda la fuerza, toda la irracionalidad que a él le faltan.

Se trata de un relato prodigioso que nos lleva al origen mismo de vivir, al conflicto del alma y del cuerpo, las pasiones más intensas que ese conflicto desata. Zorba es la esencia pura de vivir, de caer y levantarse, de dejarse llevar a impulsos por la vida con el único fin de vivir. Y ese impulso está maravillosamente narrado por Kazantzakis, que,además de novelista, fue autor teatral, poeta, político, viajero,  con una prosa luminosa, como lo es la luz de su Creta natal.

"Zorba" es un canto a la libertad, mas no es una música fría, una letra inerte, sino un cántico vigoroso que nos va a arrastrando página tras página hasta el final.

Leí esta novela en la edición de Alianza Editorial, a cargo de Carlos Lohlé, en la colección Libro de Bolsillo, Madrid, 1985. Os dejo la portada del libro en una edición más moderna y que encontraréis sin dificultad.




lunes, 10 de junio de 2019

Dylan Thomas

Dylan Thomas, poeta de extraordinaria belleza en sus versos. Os dejo, por hoy, simplemente, esta cita, aunque prometo hablar de él en otro momento:

"Y la muerte no tendrá señorío.
Desnudos los muertos se habrán confundido
con el hombre del viento y la luna poniente".

Dios habla

Umbelas, candelabros

florales, anillos de sombra
que mitigan el ardor del estío,
una mínima corriente de agua,
son bastante para refrescar
el alma vulnerada por el dolor.
En esta ermitilla vegetal
alumbras tus oraciones,
como el morabito que busca a Dios
en el silencio  y lo encuentra
oculto en el paisaje.
Así fuera siempre,
sin más congoja o humana
vanidad, el sonido del agua
sólo, un ruiseñor que habitase
por un instante una rama,
la altura de la luz, un retazo
intenso de cielo. Dios
habla desde lo más profundo,
desde la ascética
figura de unos cardos
secos, desde la aspereza
de los guijarros
desgarrados de una roca.
Dios habla y el alma escucha,
es el gozo inabarcable,
el espíritu de la llama
que aviva el fuego
desasido que alimenta
infinito el afán de alcanzar
la comunión eterna,
el Todo dibujándose en la Nada,
amor más puro
que nunca hallarse pudiera.


Fernando Alda Sánchez




domingo, 9 de junio de 2019

"El gatopardo"

"Había terminado ya el rezo cotidiano del rosario. Durante media hora la voz sosegada del príncipe recordó los misterios gloriosos y dolorosos; durante media hora otras voces, entremezcladas, tejieron un rumor ondulante en el cual se destacaron las flores de oro de palabras no habituales: amor, virginidad, muerte, y durante este rumor el salón rococó pareció haber cambiado de aspecto". Así comienza "El gatopardo", de Giuseppe Tomasi de Lampedusa,  (Palermo, 1896-Roma, 1957) novela escrita  en la década de los cincuenta y que pertenece a la categoría de los libros que durante la vida de su autor no encontraron editorial que los publicase (fue rechazado por dos), y son publicados de forma póstuma.

"El gatopardo" es mucho más que una novela histórica (fue, además, llevada al cine por Luchino Visconti como sólo él sabe llevar al cine una buena historia), es, además, la descripción del mundo aristocrático y decadente en la Sicilia de los años 1860 a 1910. Su protagonista, Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, es el hilo conductor de una devastación: un mundo con leyes fijas que se hunde entre luces crespusculares cuando Garibaldi desembarca en Sicilia y lleva a cabo la revolución que supuso la Unificación de Italia. Una nueva clase social emerge y la aristocracia tiene que sumarse a ese movimiento revolucionario (de ahí la famosa frase que tantos ríos de tinta ha hecho correr en la teoría política: "Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie").

La novela de Giuseppe Tomasi de Lampedusa está escrita con profunda melancolía, con una prosa deslumbrante, con unos diálogos que encierran un profundo sentido de la vida, de las circunstancias históricas; está escrita con la sabiduría que dan los años de quien escribe y de quien mira la historia, sabiendo en que momento histórico acaecen los hechos que se narran. Es una novela muy por encima de otras muchas pretendidamente "históricas". Para mí, imprescindible su lectura.

Tuve la suerte de encontrar un ejemplar suelto en la Colección Obras Maestras de la Literatura Contemporánea, de Seix Barral, con traducción de Fernando Gutiérrez, Barcelona, 1984.Os dejo la portada de esta edición publicada por Anagrama.

Fernando Alda Sánchez

Entre los árboles

Entre los árboles vive

escondido el nervio de la dulzura,
jade oculto, ámbar que encierra
restos fósiles de los mejores días
vividos, de las llamas
sagradas que delimitan tu íntima
morada, la alcoba nupcial
en la que la luna y la noche
consumarán su núbil
encuentro. Un lecho
impregnado del aroma
de las estrellas, perfume de luceros
prendidos en el terciopelo
negro de la inmensidad
profunda del firmamento,
como un clavel rojo en la cabellera
oscura de la mujer que amaste,
amatistas refulgiendo
dentro de la geoda de la pasión.
Quieres ser, existir, abrir
sin resistencia el cofre
de lo que fue la infancia,
la urbe a la que siempre regresarías
herido, vulnerado, cuando en el fragor
del combate vislumbrases el camino.
Será o no será, pero no habrá indiferencia.
Vuelve, por favor.

Fernando Alda Sánchez




sábado, 8 de junio de 2019

Mapa agrietado

Entre los libros quedan las tardes

de soledad, capítulos de niebla
y melancolía, lecturas de otros días que has ido olvidando,
belleza  escrita sin memoria
ni alabanza, el resistir
en el combate contra el tiempo
asesino, pura vanidad,
inútil intento.
Queda lo escrito, que nadie
habrá de leer, que nunca
será desvelado, papeles
desolados entre el polvo,
sin orilla, papeles sin fecha,
torpes líneas enlazadas
en el insomnio más atroz,
cuando el alma ha decidido
por sí misma comenzar a hablar de tí,
de tantos fracasos y de tanto frío,
como pensando uno a uno los años
vividos, como palpándote
las entrañas para buscarte el mapa
agrietado por el que llegará
inexorable la muerte.
Sólo queda la fiebre,
agónico aullido,
el camino boreal de la ceniza,
el hogar de todo lo que ha sido
pisoteado y maltrecho,
un sendero sin retorno
en el que ir perdiendo,
hasta quedar exangüe,
el aliento, el perdón que no has
alcanzado y sin embargo
necesitas, la ruta que conduce
inevitablemente hacia la perdición.


Fernando Alda Sánchez





"El día D"

En estos días se está conmemorando el 75 aniversario del Desembarco de Normandía, el Día D, de la Segunda Guerra Mundial, una de las batallas decisivas o culminantes de la misma. En todos los medios de comunicación social hay noticias, reportajes, reseñas, testimonios, que nos hablan de ello. Es un buen momento para acercarse y leer alguno de los muchos y buenos libros que se han escrito al respecto. En mi caso leí hace unos años el escrito por Stephen E. Ambrose, cuyo título es "El día D", editado por Círculo de Lectores.

Se trata de un libro que recoge no sólo el desarrollo de las operaciones de esta batalla, sino el testimonio de los héroes anónimos que participaron en la misma, con sus sufrimientos, sus angustias, su dolor, es decir, que recoge los entresijos de la batalla, que nos narra con estilo periodístico

Sin duda, un placer de lectura, que es bueno recuperar en estos días. No entro a dar más detalles de este libro. La magnitud de los hechos que narra, con precisión de relojero, es suficiente atractivo como para recomendaros su lectura.

Reproduzco aquí la portada de la edición del mismo libro de "Inédita editores". La narración de estos hechos transcendentales en la historia del siglo XX os resultará muy atractiva.

Fernando Alda Sánchez



viernes, 7 de junio de 2019

Sólo quiero ser...

Sólo quiero ser una mota

de polvo en tus sandalias,
el primer gramo de aire
que sale de tus pulmones,
Señor, el rescoldo
más pequeño en la lumbre
que encendiste aquella noche
para espantar el frío,
una miga de pan de la Última
Cena en tus manos,
la luz final que ves
al cerrar los párpados
con el sueño,
la hoja seca que se cae del ramo
cuando te aclamaban al entrar
en Jerusalén,
la gota de vinagre más ínfima
que pudo posarse en tus labios
en el martirio de la Cruz,
la arena que pisaste
en cualquier camino en Galilea
y ya es sagrada,
la sombra de la higuera que no cortaste,
el grano de mostaza, la sal de la tierra,
el trigo entre la cizaña,
el ruego del centurión,
la carne del leproso que sanaste,
sólo quisiera ser Zaqueo, Jairo,
María Magdalena,
¡Lázaro resucitado!
Mateo, Lucas, Santiago,
Juan y Pedro,
la samaritana en el pozo de Jacob,
red en el lago Tiberíades,
un pez, el cordero,
la llama de una hoguera
en el Pretorio aquella noche,
un olivo junto a tu Oración,
una astilla de tu madero,
el ladrón bueno, el Cirineo,
y estar, para siempre,
contigo, el más pobre entre los pobres,
el último para entrar en tu Reino.


Fernando Alda Sánchez





´"Del no mundo"

"Del no mundo. Poesía (1961-1973), Juan Eduardo Cirlot (Barcelona, 1916-1973). Poeta que comenzó bajo los auspicios del surrealismo y fue transformándose en una poesía simbólica y hermética. Para mí, inclasificable, misterioso, de una rara belleza en sus versos que cautiva a aquel que se atreve a sumergirse en ellos buscando profundidades, túneles, lugares nuevos e inexplorados.

Tenía referencias de él desde mi época de estudiante en la Universidad. Deseaba acercarme a su obra. Por fin puede hacerlo, muchos años después, gracias a la magnífica edición que ha realizado de su poesía comprendida entre los años 1961 hasta 1973 Clara Janés, para la Editorial Siruela. Por cierto, que este libro está hermosamente editado. Sin duda, es un lujo poder contar con él tanto por la belleza de la poesía de Cirlot reunida en él, como por la edición material llevada a cabo por Siruela. Recientemente he leído, en la misma editorial, la recopilación de su ciclo dedicado a "Bronwyn", la doncella que renace de las aguas, poesía simbólica, de un misterio sobrecogedor que no deja indiferente a aquellos que aman la buena creación literaria.

Otro tanto ocurre con el "No mundo", que abre puertas y fronteras espirituales, y cierra otras por los arcanos que deja en la memoria del lector.

Inevitable citar aquí su "Diccionario de símbolos", reeditado por Siruela también, que nos pone en el marco intelectual y cultural de su autor. Por cierto, un libro misterioso, bellísimo, profundo, que hay que ir descubriendo poco a poco y que constituye, a mi entender, una obra esencial para aquellos que quieran entender el significado de cuanto nos rodea y nos permite expresarnos.

Poesía del ser, poesía misteriosa, de una rara belleza, simbolismo en su raíz y en su ejecución, quizá toda la alquimia que permite el lenguaje, desde la poesía tradicional hasta la más radical vanguardia. Y todo ello dentro de un Cirlot que fue no sólo poeta, sino también crítico artístico y lierario, músico, un buscador de símbolos en nuestro paisaje espiritual.

Os dejo estos versos de su libro "Non serviam", de 1972, pertenecientes al poema titulado
 "El ángel";

"Los superpuestos rostros de la imagen
tienen los mismos ojos transparencias
del cielo que miradas iluminan
de los iguales rostros desiguales.

Son contactos cercanos, lejanísimos,
de corazón color de pensamiento;
a veces son estrías materiales
halladas en el hueco de un momento".

Esta es la portada de la edición de Siruela de la que os he hablado. Merece la pena.

Fernando Alda Sánchez







jueves, 6 de junio de 2019

Jardín nuevo

Lirios morados, caléndulas

mojadas, gladiolos, un jardín
nuevo y diminuto en el que crece la hiedra
extendiendo su esperanza
y su ensalmo.
Escribes versos asombrosos,
fascinantes en su esencia,
versos que hablan de otros versos
escritos por poetas que dejaron de escribir.
Son poemas que no habrán de ser leídos,
ni declamados, poemas que no se imprimirán,
poemas que quedarán ocultos
entre la memoria del verdor 
que te rodea mientras la tarde
se inflama de trinos, oropéndolas
y mirlos, un surtidor enamorado
que aguarda el nacimiento de las estrellas
que habrán de llegar cabalgando a lomos 
de la noche.
Musgo húmedo, íntima
luminaria, venir siendo lo que eres
o crees ser, voz en el imaginado
paraíso terrenal que adoran
tus sentidos, prímulas, jilgueros,
violetas que llenan los ojos de frescor
y de alegría, del salvífico
rumor del aire que devuelve un eco
procedente de los ingrávidos planetas
en los que habita la inocencia.

Fernando Alda Sánchez




"Las cenizas de Ángela"

Probablemente no he leído en mi vida un libro escrito con mayor ironía y ternura a la vez que "Las cenizas de Ángela", de Frank McCourt. Creo que el ejemplar que tengo en casa me estaba llamando desde hace días desde el anaquel en el que se encuentra en la biblioteca para que lo sacase de allí, lo desempolvase, abriese sus páginas  y le diese  nueva vida digital en este blog.

Nunca podré olvidar "Las cenizas de Ángela". Sin duda, esta novela autobiográfica de McCourt está muy dentro de mi corazón y de mi memoria. Recuerdo que lo estaba leyendo cuando nació mi primer hijo, Manuel. Quizá eso también ha influido a la hora de tener un hueco destacado en la biblioteca del alma que cada uno tenemos dentro.

Si no habéis leído a Frank McCourt y sus "cenizas" no podéis imaginar como se puede contar el mundo triste y terrible que rodea a un niño (el propio autor), pues en el abundan las desgracias y el abandono, con tanto sentido del humor, con tanta ternura, con esos ojos nuevos que sólo pueden tener los niños, que descubren un mundo hostil y complicado a través de la figura de su madre, que enmarca el relato. Y si lo habéis leído, pues es casi obligatorio leer la continuación de la autobiografía del autor, con "Lo es", que mantiene el hilo narrativo con la misma destreza que la primera entrega. Tengo la suerte de tener dedicados por el autor ambos libros.

Irlanda, Limerick, la pobreza nos puede descubrir la alegría de vivir, de sentirse vivo, de luchar a diario, sin dejarse vencer por la adversidad. Se trata de una gozosa lectura, absolutamente recomendable para descubrir que el ser humano, gracias al amor al prójimo, no tiene límites.

En el segundo párrafo del primer capítulo esribe el autor que "cuando recuerdo mi infancia me pregunto cómo pude sobrevivir siquiera. Fue, naturalmente, una infancia desgraciada, se entiende: las infancias felices no merecen que les prestemos atención". Sin embargo, la verdadera dimensión del relato está en la narración misma, en la forma de enfocar los asuntos sobre los que se habla.

Leí "Las cenizas" en una edición cedida por Maeva para la Colección de Nueva Narrativa de RBA, Barcelona, 1999. Os dejo la portada de la edición de Maeva. La foto que figura en la misma lo dice todo.




Fernando Alda Sánchez



   

Gracias

Este blog de relectura de libros y poesía nueva está cobrando una fuerza inusitada gracias a todos los que os asomáis a diario al mismo. Os agradezco vuestra lectura y el cariño que me estáis mostrando, os agradezco vuestro apoyo y vuestro entusiasmo, que  por distintos medios me hacéis llegar. Espero que sigáis disfrutando con los poemas que os dejo y con los libros que os propongo leer o volver a leer.

La lectura es una forma de vida, un camino por el que ir venciendo la muerte y la desmemoria. Leamos, entonces, y salvemos del olvido muchos libros que no figuran en las listas de los más vendidos.


miércoles, 5 de junio de 2019

Tinta

La tinta con la que escribo

no me pertenece,
ha sido robada a la noche,
a las minas de antracita,
a la queratina de los coleópteros,
tal vez a los sueños de las hormigas.
Es la tinta que nombra y bendice,
la tinta que acusa, el trazo
negro que delata el pálpito
de la emoción, la presencia
del agua, la primera vida
sobre la Tierra.
Es la tinta con la que respiro,
con la que amo,
es la tinta que amanece,
ardor antiguo, la tinta que resplandece
como un ascua y devora el papel, una palabra
escrita, un garabato,
un simple acento, una coma,
el dibujo distraído sobre una cuartilla
en blanco, los palotes que un niño
traza con ilusión en el colegio.
Tinta, sólo tinta.


Fernando Alda Sánchez




"El regreso del Hijo Pródigo"

"El regreso del Hijo Pródigo" es el título de un cuadro de Rembrandt, y es el título también del  revelador ensayo de Henri J.M. Nouwen que lleva por subtítulo "Meditaciones ante un cuadro de Rembrandt". La pintura y la escritura se dan la mano en este libro prodigioso que leí con sed de eternidad hace no mucho tiempo y que constituye una ventana abierta para asomarse al Reino de los Cielos.

El encuentro del autor del libro con este cuadro "hizo que comenzara -según indica con sus propias palabras- una larga aventura espiritual que me llevaría a entender mejor mi vocación y a obtener nueva fuerza para vivirla. Los protagonistas de esta aventura son un cuadro del s. XVII y su autor, una parábola del s. I y su autor, y un hombre del s. XX en busca del significado de la vida". Gracias a ese encuentro hoy podemos disfrutar de un hermoso libro.

¡Hay tanto significado en las figuras que aparecen en el cuadro! Invito al lector a ir descubriéndolo a medida que avanza en su lectura, a medida que va intuyendo el verdadero significado de la parábola evangélica en la que Cristo encierra  la piedra angular de sus enseñanzas: la misericordia, el amor, el perdón, la confianza en Dios y nuestras propias vidas, reflejadas en el Hijo Pródigo y en el hermano mayor. Todos somos hijos pródigos que regresamos vencidos a pedir misericordia.

El libro me lo regalaron. Lo leí cargado de esperanza y de fe. Aun lo recuerdo como una joya maravillosa, como un tesoro por el que merece la pena comprar el terreno en el que se oculta e irlo desvelando poco a poco, aplicándolo a nuestra vida. En definitiva, un cuadro y un libro a los que volver siempre.

Os dejo la portada de la edición que he encontrado a través de internet, que varía algo en su diseño con respecto a la edición en la que lo leí. (Madrid, 2011). En ambos casos es de PPC. Está bellamente editado en todos los sentidos.


Fernando Alda Sánchez


martes, 4 de junio de 2019

"Niebla"

En ocasiones el azar me guía a la hora de elegir un libro para las relecturas de este blog. Otras veces no es así, y tengo claro la oportunidad o no de escribir sobre una obra determinada. En esta ocasión ha sido, verdaderamente, el azar el que me ha llevado hasta "Niebla", de Miguel de Unamuno, una novela o "nivola", como su propio autor indica en la misma, que siempre he admirado y que durante mucho tiempo inspiró algunas de mis ideas literarias. El tiempo nos lleva por otros caminos y es bueno volver a recordar dichas ideas. Incluso, volver a leer los subrayados que hice en la edición de la Colección Austral, de Espasa Calpe, que leí en el año 1981 (se que fue ese año porque lo tengo anotado en el libro). Era la decimoctava edición en esta editorial (Madrid, 1980).

Augusto Pérez, el protagonista, la criatura que habla con su creador, el novelista, envueltos en una niebla de ficción en la "que a todos nos gusta, señorito, hacer papel, y nadie es el que es, sino el que le hacen los demás", como el novelista al personaje, como el creador a su criatura, como la vida a los que la vivimos.

Intensos diálogos, profundas reflexiones, Miguel de Unamuno en su esencia, en su pensamiento, en su agonía y en sus paradojas. Un libro este de "Niebla" que no tiene, quizá, la hondura espiritual de "San Manuel Bueno, mártir", pero que nos deja muchos interrogantes que el lector tiene que contestar por si mismo. Aunque no le faltan abismos tremendos, como cuando afirma que "el segundo nacimiento, el verdadero, es nacer por el dolor a la conciencia de la muerte incesante, de que estamos siempre muriendo".

Espero que no solo el azar os lleve a leer este libro. Os dejo la portada de la edición a cargo de Armando F. Zubizarreta de Clásicos Castalia, en su colección de Narrativa del Siglo XIX.


Fernando Alda Sánchez





En un lienzo...

Qué tristeza en el paño de la Verónica,

todas las lágrimas
y toda la sangre,
cuánto duelo.
Aún restallan los latigazos
y las burlas,
camino del Calvario,
el fiero desprecio de los verdugos.
El dolor más intenso
en un lienzo, lino
purísimo, los ojos
hundidos... no hay pincel
en el mundo que pintar
pudiera tanta devastación.

Fernando Alda Sánchez



Si la vida...

Sueñas con insectos, con personas

que no deberían estar,
con vidas que deberían haber sido.
En esta confusión resulta inútil
tratar de navegar, de establecer
rumbos, de planificar
singladuras. El tiempo
se desangra en vano, en un sacrificio
estéril, mientras contemplas
el horizonte que se hunde
entre espesa grisalla,
y los secretos desvelados
en los días presentes se transforman
en nuevos y más difíciles
arcanos futuros. El fin del mundo
se dilucida en un vaso de agua,
la Esfinge no tiene a quien
preguntar sobre sus enigmas,
y los huracanes apenas son
una leve brisa vespertina.
Si la vida fuese así,
sucesiva y tranquila,
apenas el sobresalto de los crisantemos
al ser cortados, una palada
de tierra para ocultar vergüenzas,
si la vida fuese simplemente
un pasar la página,
un mirar a través del cristal
cómo el día avanza y se deshace
la luz, el abrir un sobre
que contiene una carta amable.
Si la vida no fuese un sorbo
de cicuta, un calambrazo,
un dolor sordo en el alma
o el incendio en el que perecen
la esperanza y la gloria.
Si la vida fuese un aleteo de mariposas,
el color nunca pintado del amor,
un tramo de camino, la caricia
del sol al abrir los ojos
tras la siesta, si la vida fuese
vida, y no tormento,
y los insectos con los que sueñas
pudiesen ser reemplazados
por ángeles, por alondras,
por el olor de la hierbabuena,
si la vida no se enamorase de la muerte,
si no vistiese su negra
túnica o reinase bajo su helada
corona, si la vida te concediese
los deseos, tener infinitos
deseos, y contemplar siempre el rostro de Dios,
como alumbrando un intenso
gozo, a perpetuidad, el júbilo
de un largo día, de una tarde
eterna de verano, el reloj
fugado, la sombra del olmo
abrazando la plenitud de ser,
de creer, de oír, de tocar,
si la vida se conjurase
para arder en ella y librarla
con sediento desenfreno,
si la vida...


Fernando Alda Sánchez




lunes, 3 de junio de 2019

"Cinco horas con Mario"

"Cinco horas con Mario", de Miguel Delibes, uno de los más largos y hermosos monólogos que en forma de novela se han escrito nunca. Antes había leído y descubierto "Las ratas" y "El camino", y esta era una novela que me desconcertó, pues rompía alguno de los moldes en los que yo había tratado de encajar a Delibes.

Es un libro delicioso que, por cierto, está dedicado a José Jiménez Lozano, pues ambos se conocían y trabajaban en El Norte de Castilla. Ciertamente, cuando leí esta novela yo no sabía quien era José Jiménez Lozano, ni cuánto iba a disfrutar con su lectura, y  al que descubrí como escritor y como persona mucho después.

A través de la voz femenina de Carmen, viuda de Mario, vamos descubriendo la sociedad española de los años 60, con sus luces y sus sombras, cuando comenzaba a despuntar en España una nueva forma de asomarnos al mundo, pese a las tinieblas de la Dictadura. Novela que, además, fue llevada al teatro y magistralmente interpretada por Lola Herrera.

Es un monólogo que se lee con fluidez asombrosa, pues no en vano se trata de literatura oral, de una mujer que narra su vida junto a un hombre al que no conoce bien, pero cuyas entretelas va desentrañando poco a poco, mientras avanza la narración en una larga noche de vela.

Leí "Cinco horas con Mario" en la edición de Editorial Destino, Colección Áncora y Delfín, que  hacía la undécima en la misma, Barcelona, 1976.

Os dejo una nueva edición, también en Destino, aunque en esta ocasión en la Colección Destino Clásicos, fácil de encontrar.

Fernando Alda Sánchez

En las manos...

Entre los sauces duerme

herido el corazón que en la vida
encontró derrota y ahora se desangra
como un río sin origen,
presagios del dolor son las aves
migratorias que vuelven en primavera,
cerezos florecidos para mirar
sin cansancio cómo eternamente
retoña el árbol que talamos
sin saberlo. Prendido en el borde
opaco del estanque dejé un suspiro,
pétalos de flores que sobre la superficie
flotan, rosas deshojadas,
mientras presentía que la tarde
estaba despidiéndose entre el coro
unánime de los grillos,
en la voluble voluntad de la cigarra.
Junto a los vasos vacíos
de los que bebimos soñando
otras vidas arde aún la juventud,
la respiración del deseo,
el ánima incandescente
de los años que perdimos
en absurdas apuestas.
Carpe diem, todo o nada,
intentando desbancar
a la vida en audaces maniobras,
poseídos por la locura y el júbilo.
No es este el epitafio
que deseábamos, y puesto que no hemos
muerto tan jóvenes como parecía
anunciar nuestro temerario
augurio, es la ocasión ideal
para ser sinceros, para apurar
de un trago lo que nos resta de aliento,
tal vez para escribir un libro,
para recordar, para perseguir
el señuelo de las nubes
cuando sobrevuelan el horizonte.
En las manos ya no tengo
nada más que dar,
acaso un trozo de ladrillo,
un pedazo de madera, un vidrio
desgastado, un cordel para atar
ramas secas, el aroma
del musgo humedecido creciendo
entre los dedos, restos de muérdago
bajo el que nadie habrá de besarse.

Fernando Alda Sánchez



domingo, 2 de junio de 2019

Cínifes ahogados

Ajadas mariposas, frágiles

élitros, cínifes
ahogados en un pequeño
recipiente con agua.
Es la imagen del abandono,
ese dejarse caer hacia ningún
lado, un desasimiento
permanente. Es tu propio
reflejo sobre el estanque
verdoso, la nostalgia
que sobrevive a la imposición
de la realidad, el firme
propósito de no volver a beber
de la misma fuente.
Abrazarás las sombras
desmayadas en los patios
escondidos, tendrás tu propio
reino de espinas.
Soñarás con caminos
sobre el mar, con puentes
entre las nubes,como esos insectos muertos
soñaron un día con la transparencia
de las alturas. Cínifes ahogados,
dormir bajo el cobijo del veneno,
como duermen los secretos
al amparo del silencio.
Ajadas mariposas, huellas
sobre la arena caliente
de un inmenso desierto.

Fernando Alda Sánchez




"Don Quijote de la Mancha"

Ahora que se está celebrando en Madrid la Feria del Libro, no me resisto a traer un breve apunte sobre la primera edición (Príncipe) de la primera parte de Don Quijote de la Mancha, del genial Miguel de Cervantes. El libro por excelencia en español. Esa edición Príncipe, que data de 1605, no tuvo muy buena fortuna en cuanto a la estética y aseo de la misma, pues entre otras cuestiones tenía erratas. Fue realizada por el impresor Juan de la Cuesta, en su imprenta de la Calle de Atocha, en Madrid. Fue de unos 1.500 ejemplares y al decir de los expertos fue bastante chapucera, vamos, lo que hoy denominaríamos como de "bajo coste".

En el edificio que albergó el taller del impresor está hoy la Sociedad Cervantina, en la que puede verse una recreación de esta imprenta realizada con evidente acierto. Os dejo, además, un enlace a una página de la Biblioteca Nacional en la que encontraréis mucha información sobre las diferentes ediciones del Quijote http://www.bne.es/es/quijote/

Como admirador profundo que soy de la obra cervantina, y en especial del Quijote, que he leído en tres ocasiones, sentí una profunda emoción el día en el que descubrí este lugar del que os hablo. Muy cerca está, además, la Cuesta de Moyano, en la que los libros salen a la calle, como por "encantamiento" y en cuyas librerías he pasado muchas horas, calle arriba, calle abajo, buscando pequeños o grandes tesoros que hoy forman parte de mi biblioteca. Por supuesto, es un buen momento para acercarse a la Feria del Libro.

Del Quijote hay muchas y buenas ediciones. Elija el lector la que más le plazca. Como ejemplo, os dejo esta de Cátedra, en su colección Letras Hispánicas


 Fernando Alda Sánchez