Viene la lluvia rota,
en astillas, y sales a pasear
con la gabardina vieja
que tiene los bolsillos
llenos de sueños. Un tranvía,
en los arrabales, te habla de ausencias
y desmemorias,
de tardes en blanco,
bajo el cielo añil
de todos los recuerdos.
No hay melancolía,
esta vez solo la certeza
de que, en ocasiones,
la vida pasa sin dejar rastro,
sin contar contigo,
como eludiéndote.
Fernando Alda