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| Foto: Fernando Alda |
XXVIII
Con la mirada abandonada
a su propio y vago impulso
recorrí el perfil descarnado de la sierra,
parda y azul, que ocultaba
los valles prometidos,
como pensando que nunca
sería capaz de alcanzar
los altos puertos de estas sendas
tan estrechas por las que camino.
Aún permanezco en las estancias
de salida, esperando iniciar
el juego del pozo y el laberinto,
pero se que el día
señalado habrá de llegar,
y cruzaré los puentes,
habitaré las posadas,
en las alamedas estallará el júbilo,
seré convocado a la fiesta
y moraré en las regiones de la altura,
allí donde se cierra el círculo.
Fernando Alda






