XV
Siento una tristeza de sol
muerto,
de agua estancada,
como de aire viciado,
una tristeza insana,
un estertor sin lágrimas,
ese hundirse más arriba
de los ojos
sin hallar el fondo.
Fernando Alda Sánchez
Siento una tristeza de sol
muerto,
de agua estancada,
como de aire viciado,
una tristeza insana,
un estertor sin lágrimas,
ese hundirse más arriba
de los ojos
sin hallar el fondo.
Fernando Alda Sánchez
Sin altura no hay sombra,
solo pedazos de la luz,
como una memoria rota,
las astillas de un poema,
el soñar inerte de la arena.
Fernando Alda Sánchez
Inútil el silencio,
adormecida la nieve,
sepulcros de cristal y agua,
una noche inacabable
de palabras muertas.
Fernando Alda Sánchez
XII
La locura no,
el desasosiego,
la llama que devora
interminable los perfiles
de la sombra,
y nunca amanece.
Fernando Alda Sánchez
XI
Tiempos de penumbra,
de dolor y alabanza.
Atardece en Castilla,
los cielos en llamas,
y es nombrar la vida
nueva y las sementeras
renacen.
Fernando Alda Sánchez
IX
La palabra no alcanza
para nombrar la herida
abierta en medio de la nada.
Solo hay noche,
una melancolía deshabitada
que muerde
fieramente la pulpa del alma
y la hace sangrar.
Silencio más allá del silencio,
un rumor de palabras
mudas, necias sentencias,
papeles muy tristes,
un barco desarbolado
que acaba de incendiarse.
Así el vacío, la mano
torpe que palpa en las tinieblas
buscando un corazón,
el ojo ciego, despoblado,
esas ruinas que la hiedra
invade y no alcanzan
una orilla en la que morir.
Fernando Alda Sánchez