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jueves, 6 de julio de 2023

Azul el día, 15


15



Arrastra el río, entre el abrazo de los alisos

que verdecen en sus orillas,
el agua que fue de nuestra vida,
esperando el mar, que habrá de ser
tierra fértil para crecer y volver
a caminar. Bajo la umbría de los árboles
crece la hierba del abandono,
huertos que fueron morada
de frutales fragancias, el sueño y la siesta,
el cuidado con el que los hombres
levantaron las cercas de piedra,
el amor al hendir la tierra
en los bancales
para asentar raíces y florecer,
el espejear
de los prados recorridos por las arterias
de cristal y plata del agua que nació
en la montaña, en la cresta del día,
rodando entre guijarros, como una oración,
llevando las palabras que escribes
irse con la arena del reloj.
Va desposeído el día, sin amo,
desabrido, con un afán de galopar
hasta el fin de los tiempos,
el Armagedón en el que todo será juzgado,
incluso tú, que te escondes
en estos rigores de julio y buscas lo oculto
y la sombra, el frescor que habrá de aliviar,
como un bálsamo,
tus huesos vulnerados por el transcurrir
inmisericorde de los años
que ahora quisieras recobrar en el tesoro
enterrado de una ínsula misteriosa
y lejana. Arde el día en su arcano,
la paz, fenece,
y en la noche, que es madre,
quedarán prendidos
los jirones de la derrota.


Fernando Alda Sánchez


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