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jueves, 4 de septiembre de 2025

Almenaras de sombra, 65

 
Foto: Fernando Alda





Bebe el gorrión
en un charquito tras el aguacero,
y su pico es, tal vez,
el dedo de Dios escribiendo 
un poema para los hombres.


Fernando Alda




Almenaras de sombra, 64

 
Foto: Fernando Alda




Más allá de los cielos,
en la noche en la que me nombras,
mi Cristo,
ahí te busco,
el corazón en ascuas,
la mirada en llamas,
buscando entre las azucenas
la llave para abrirte
desde dentro mi casa.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 63

 


Foto: Fernando Alda





Espejo es el mediodía
entre el verdor de estas espesuras,
asombro y búsqueda.


Fernando Alda


sábado, 9 de agosto de 2025

Almenaras de sombra, 62

 

Foto: Fernando Alda



Arde el alma,

anhela alzar el vuelo,
mirar como lo hace Dios,
amando, y en los salmos
que canta el viento
regresa la verdad.


Fernando Alda




Almenaras de sombra, 61

 

Foto: Fernando Alda


La espesura de estos bosques

en los que dejar descansar el ánima,
bálsamo para heridas
internas. Y llueve y es sosiego,
al tiempo que miro cómo el paisaje
se viste de niebla y esplendores.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 60

 

Foto: Fernando Alda



Un arcángel mira desde la sombra

el paso del viento entre las montañas,
alma en tensión,
hacia lo Alto,
morada de cristal,
allí donde esperas.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 59

 

Foto: Fernando Alda


La brisa nocturna

calma el desasosiego del día,
rendida la luz yace ahora
a mis pies, esperando
la aurora, que volverá a vestir
las túnicas del día.
Es ahora, cuando solo espero
el sueño, o nunca,
acaso la rendición de la tristeza.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 58

 

Foto: Fernando Alda

No acierto a describir el color

de los lirios esta mañana,
su ropaje, pero su fulgor
es certeza, saber que vivo,
aunque mortal,
y que espero, como lo hacen ellos,
el beso de la lluvia
y la mano de Dios.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 57


Foto: Fernando Alda


El ruido y la furia del mundo,

una calabaza hueca,
tal vez la calavera de Yorick,
élitros de insectos entrechocándose,
quelíceros, un zumbido de moscas
devorando cadáveres.


Fernando Alda

 

Almenaras de sombra, 56

 

Foto: Fernando Alda


Un instante, en la tarde de julio,

mi jardín en silencio,
leyendo a Boecio,
buscando El consuelo de la Filosofía.
Algún pájaro viene a asomarse
a mis adentros, preguntando
dónde dejé el equipaje,
la poesía, las miradas
perdidas, estos versos
que ahora escribo,
como si no escribiese.
¿Tengo respuestas para ellos?


Fernando Alda



Almenaras de sombra, 55

 

Foto: Fernando Alda



Junto a la ventana de cristales
rotos, la alondra
enamorada del sueño,
la Ítaca que todos llevamos dentro.
Muere en la playa el viaje
de este aprendiz de Ulises que soy,
y entre las algas prendidos
unos versos serán mi epitafio.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 54

 

Foto: Fernando Alda


Asperja su aroma el tilo,

es primavera en la sangre,
y en los ojos,
muy profundo,
arde un silencio de amapolas.
Y viene la luna para quedarse.


Fernando Alda

jueves, 7 de agosto de 2025

Almenaras de sombra, 53

 


Nombrar la luz, en un instante,

cuando crece el aire entre tus manos,
tal un nido, y en la escarcha
se repite la mañana,
rosa de los vientos,
o es el astrolabio con el que enderezas
el rumbo de la memoria.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 52


Un poema escrito en el cielo,
cuando la lluvia amanece.


Fernando Alda
 

Almenaras de sombra, 51



Atardece en el corazón,

pero la noche tiene sus estrellas.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 50

 




Desde el Sur, la voz que clama,
el viento desmelenando veletas,
con aroma de mirtos,
el eco del mar, el mediodía
rotundo en el que se dibujan
unos poemas que me parecen
como recuerdos.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 49

 



De cuando fuimos jóvenes,
la luminosidad del día,
el fulgor de la hierba
antes de ser segada,
con el rocío, la pura
luz hilvanada en el aire.
Ahora, ascuas,
pavesas, rescoldos,
tizones, sombras
que aún alumbran
tras el resplandor de la hoguera.


Fernando Alda

miércoles, 30 de julio de 2025

Almenaras de sombra, 48

 



Cuando todo o todos

te dan la espalda, mas Cristo
va contigo, tensa
el ánima, aprieta los puños,
vas por buen camino.

Fernando Alda

Almenaras de sombra, 47

 



La felicidad es imposible,
busco solo la alegría.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 46

 



Desde la noche
escribo estos versos
tan desamparados,
junto a una candela,
orando, para ir,
mar adentro,
a buscar lo eterno.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 45

 




Con estas alas malheridas,
como palabras que no sirvieron
para expresar la melancolía
de la lluvia en este paisaje
de penumbras, trato de volar
hacia el cénit del día,
con la certeza
de que lo tocaré con la punta de los dedos.


Fernando Alda

sábado, 26 de julio de 2025

Homenaje a Ernesto Cardenal en el Centenario de su Nacimiento (1925-2025)



Este poema, incluido en el número 35 de la revista El Cobaya, dedicado íntegramente al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, con motivo del primer centenario de su nacimiento (1925-2025), lo leí en la presentación de la revista, en el mes de julio de 2025, en el Jardín de San Vicente, en Ávila .El primer verso corresponde al propio Ernesto Cardenal.


Nos entregaban a la muerte todo el día,

 

como las ascuas de los recuerdos

cuando van apagándose al caer de la tarde,

presentida la noche con el brillo del primer lucero

o las ausencias que habitan

el alma, sed de infinito,

y es un arcángel de sombra

el que llora mi tristeza

en las tapias del cementerio.

Morir para vivir siempre,

más allá de las estrellas y del desasosiego,

allí donde habita el Amado,

y todo es nuevo, como nueva es la muerte

cada día, contra toda esperanza

hasta donde se adivina lo que alcanzan los ojos.

Y asi, en los cielos, los vencejos

escriben con letra de sangre,

en el atardecer,

mientras las amapolas encienden

los campos con la última luz,

tizones que son o lágrimas

al rojo, como está mi corazón

ahora, mientras escribo,

y es poesía la que me abraza.

 

 

Fernando Alda

 

jueves, 24 de julio de 2025

Almenaras de sombra, 44

 


Sepulto está mi corazón

en este pecho de ausencias,
es la hora crucial
para elegir camino,
o resolver el enigma,
o bien de cortar el nudo.
En los álamos de la ribera
de este río que parece el Leteo
quedó dormida la esperanza.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 43

 



Voy anotando sobre el agua
el aroma de las últimas rosas
que se abrieron, su color,
los pétalos que se perdieron
en el viento, esa sombra 
imaginada al despertar
y no encontrar consuelo.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 42

 


No puedo tocar el aire
en estas soledades que habito,
como tristeza, flores de arena,
el idioma con el que hablo,
en oculta verdad,
el nombre de lo que no tiene nombre.


Fernando Alda

Almenaras de sombras, 41

 



El corazón, tal los restos de la batalla:
lágrimas heladas,
o, en ocasiones,
unos besos o espadas.


Fernando Alda



martes, 8 de julio de 2025

Almenaras de sombra, 40

 


El resplandor de la lumbre

en una noche de invierno,
como el teatro del mundo.
Escribo aún cartas a nadie,
que dejaré en el correo del viento,
y serán esperanza o nada,
para ti, que quisieras leerlas.
Mientras ese día llega,
antes de que las sienes se vuelvan
plata antigua, te dejo
alguno de mis poemas.


Fernando Alda


Almenaras de sombra, 39

 


Senderos de penumbra,

los ojos casi velados
con los que me asomo a lo que
me circunda, apenas sombras,
jirones de tinieblas,
aunque en mi corazón,
os lo aseguro,
arde la alegría.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 38

 


Mirar hacia lo lejos,

a las colinas, a la ermita en el otero,
al verde pinar,
al oro que espejea en los campos,
aguardando la siega.
Adivinar luego, como en un juego,
lo que será
invierno, la cellisca,
el lanzazo del hielo en el costado,
como el olvido
que se olvida, en una mesa,
tal un ramo de violetas,
sobre un poema, junto
al retrato en sepia de cuando fui un niño.


Fernando Alda


Almenaras de sombra, 37

 




En estos versos, la tristeza

que nombra el exilio
interior. Una niebla
perpetua, en la que se adivinan
luces, como antorchas, o siluetas,
tal vez ascuas,
pero no acabas de ver,
y el agua helada,
entre los hilvanes que sostienen
mi ánima.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 36

 




Busco, quiero hallar,
hallaré. Y en el cielo,
las nubes que sueñan
con ser lluvia.


Fernando Alda




Almenaras de sombra, 35

 


Entre las azucenas unos versos,
memoria de la primavera,
cuando es estío,
y solo la sombra puede cobijar
el alma, en la inmensidad
y en la espera. Vendrá la noche,
habrá paz, puede que el silencio
que aguardan mis ojos
interiores, un remanso
que recordase, en el calor,
el hogar de la nieve
y la altura, o solo el deseo
de volver a ver un amanecer más.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 34

 



Solo el agua es vida,
una defensa, para los labios
o los versos resecos,
para el decir, para el soñar,
el esperar, como espero
otras auroras. Solo el agua
lava la sangre detenida,
la palabra coagulada,
solo el agua es como la esperanza,
como una blusa que ondea
al viento, ternura y hogar,
tal la sombra en el atardecer,
solo el agua y Dios nos esperan.


Fernando Alda




martes, 1 de julio de 2025

Almenaras de sombra, 33

 



Buscando la umbría,
como la noche sus estrellas,
en este páramo en el que crece el cardo,
el piorno, buscando
una fuentecilla, el verdor de unos juncos,
o un álamo solitario
que apunta hacia los cielos
abiertos, inmensos,
de tanto señalarlos.


Fernando Alda




miércoles, 11 de junio de 2025

Almenaras de sombra, 32

 


Un cuaderno, una estilográfica,
el final de la tarde, en el jardín,
escuchando conversaciones de otros días,
como ahora escucho
el silencio de mi corazón,
que combate, que ama,
y en esta espera, ya sin zozobras,
unos racimos de glicinas,
la memoria de las lilas,
que se fueron hasta la próxima
primavera,
los mirlos, que regresarán en el poniente,
o esa certeza de saber
que no estoy solo,
que Él acaba de abrir
sus brazos y me acoge.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 31

 


Poemas como almenaras de sombra,

en lo alto de las torres,
o en medio de la estancia,
mensajes de sueño,
brasas de memoria, ascuas
transparentes que en el viento
hablan de desasosiegos,
más allá de la noche,
otoño que en las manos
va dibujando jirones de vellocinos
de oro, hojas agonizando,
un esplendor de terciopelos
en llamas, solo ausencias
y abandono que voy recogiendo,
como la lluvia en el cristal,
con la manos.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 30

 



Arboledas al aire, el frescor de la sombra,
el consuelo, álamos, alisos,
abedules, olmos, fresnos,
y el río, que va al mar,
seguro, como segura es la muerte,
prende en mis ojos
una nostalgia por las ausencias,
por los epitafios de todo cuanto se fue,
y es ahora, en este momento,
bajo los árboles, cuando mi canto, 
que es liberación y asombro,
hace arder, entre pavesas o recuerdos,
aquello que fui y hoy entrego,
por fin, a la estación del tiempo.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 29

 


Va julio ofreciéndose en los cielos

altos, y espero una bendición,
o el aire redimido que aventa
mi libertad. Soy mortal,
y dudo, camino,
o escribo entre las amapolas
y los acianos unos versos
desmemoriados, que fueron
de héroes, de la lluvia y la escarcha
o tal vez de la belleza que contemplo
cuando el sol, oro
antiguo, deja sus racimos
en los aleros de los tejados de mi aldea,
como una ofrenda, un don
de sangre enamorada,
y en los cielos va encendiéndose,
sin prisa, la noche.


Fernando Alda

lunes, 2 de junio de 2025

Almenaras de sombra, 28

 



La calandria, solitario testigo
de mi soledad, en el exilio
del mundo, tras lo que ha parecido
una derrota, pero no lo es.
Escribo hoy con un alfabeto
de palabras de búsqueda,
en los senderos de lo eterno
e intangible, a la par que el día
va dejando hilvanados retales de una luz
que parece nueva en las alas
de los vencejos. Esa es la certeza,
la estatura con la que sostengo
lo que viví, el sueño
que es ahora la infancia.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 27

 


La liturgia de las horas

entre las manos, de Laudes
a Vísperas, con el Amado.
Junto a la tapia del huerto, el manzano,
un arriate de azucenas,
agua corriente y una voz desde lo profundo,
como un ventalle de cedros,
desde la sombra interior
de un cántaro.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 26

 





Lirios y alondras, el campo
abierto, sin nieblas,
hasta donde las colinas se encienden
con la última luz de la tarde.


Fernando Alda


Almenaras de sombra, 25

 







El pájaro que te llama en la ventana,
los acianos en las cunetas,
o la lluvia que pierde su libertad
cuando se interna en el canalón,
pudiera ser la vida,
con sus más y sus menos,
mi vida, en estos poemas
manchados de barro,
que a ti, lector, te ofrezco.


Fernando Alda

lunes, 19 de mayo de 2025

Almenaras de sombra, 24

 


Una candelita encendida,

tal una nonada,
pero me basta para decirle a Dios
que aquí sigo, en la tormenta,
para que no se olvide de mi
en la soledad y en la helada.


Fernando Alda




Almenaras de sombra, 23

 




Mas niebla, en mis ojos,
un velo de nubes
en el cuello,
y las manos abiertas,
esperando la bendición
o la ofrenda.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 22

 



Esperando a ver amanecer,

desde muy temprano.
Los dedos fríos, por la helada.
Presiento la nieve que será hogar,
el filo de la luz, el canto de un gallo
que será el aviso.
Todo muy despacio.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 20

 




Si es otoño, y amanece,
oros antiguos,
sangre, el esplendor
de la nada, y aún así
adornarás el fulgor
de este paso.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 19

 



Una cúpula de niebla
sobre los ojos, el velo del luto,
o la sombra del viento,
que te asiste.


Fernando Alda


Almenaras de sombra, 18

 



La mirada, comprender,
o la respuesta que no acabas
de encontrar entre tanto dolor,
pero no la duda.
En ocasiones basta para vivir, 
solo eso.


Fernando Alda

miércoles, 7 de mayo de 2025

Almenaras de sombra, 17

 


Espero, luego creo.


Fernando Alda




Almenaras de sombra, 16

 


La lluvia vela estos pórticos

de piedra, entre las columnas,
el tiempo ha tejido una tela de araña,
hilvanada con retales de memoria.
Acaso un suspiro,
una mirada furtiva,
podría ser el mundo,
o solo el peso de un gorrión,
la levedad de una lágrima
en la mejilla en la que se encienden
los sueños. Así abro
los ojos, tan cansados,
con la ternura de la madre
que ve por primera vez a su hijo,
y escribo estos versos para vivir
sin pensar en la muerte.


Fernando Alda