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sábado, 18 de octubre de 2025

Con los ojos muy abiertos, 14

 

Foto: Fernando Alda



XIV


Está cerca la revelación
del envés de las hojas que nacen
ahora, justo cuando en los campos
brilla más la estrella de las amapolas
y en la sangre hierve
la verdad que quiere salir por la boca.
Ausencia y desvelo,
el desasosiego que siempre regresa.


Fernando Alda

Con los ojos muy abiertos, 13

 

Foto: Fernando Alda






XIII


Es esta la crisálida en la que me encuentro
encerrado, renaciendo,
como el ocaso que luego será el alba,
esa mariposa enardecida
que irá incendiando la mañana.
Así, con esta fe que se forja
en la helada, a la intemperie,
en el límite del campo abierto
en el que he retado a la muerte,
que acabará por pasar de largo.


Fernando Alda


Con los ojos muy abiertos, 12

 

Foto: Fernando Alda



XII



No espero nada de esta luz
que yace muerta en las colinas,
tal vez arrecida por la desmemoria,
por esta ausencia de reflejos
y de sombras, que va adormeciendo
su caudal en la llanura.
Nunca permitirá ver,
no rasgará las tinieblas, no será
amanecer, acaso solo noche 
de la noche más escondida,
en el cementerio último
de las auroras.


Fernando Alda

Con los ojos muy abiertos, 11

Foto: Fernando Alda




XI


Esta intemperie
que me abrasa, la caída,
el abismo, la luz
toda abriéndose como una rosa,
cuando amanece,
y es el aire una ausencia
tras el párpado que ciega
lo que parece una visión
inconclusa.


Fernando Alda

viernes, 10 de octubre de 2025

Con los ojos muy abiertos, 10

 



Foto: Fernando Alda




X


Si no es la lluvia la que me nombra,
desconozco esta presencia,
como si abril se encarnase
en las raíces del idioma
y un poema brotase
cerca, en el paladar o en estos 
labios lívidos, tal vez
de plomo, en los que florece
tanta soledad.


Fernando Alda




Con los ojos muy abiertos, 9

 



Foto: Fernando Alda


IX



Un único sentido,
sobran las veletas,
que todo lo enredan,
y es azul la tarde,
con todos los caminos abiertos.
Anochece y en la alameda
alguien escribe mi nombre.


Fernando Alda

Con los ojos muy abiertos, 8

 



Foto: Fernando Alda



VIII




No insistiré en pedir clemencia a los hombres,
ya la obtuve; el tiempo me perdonó
algunos años que ahora son
desmemoria, un inútil 
alarde, aurora infértil,
palabras que ya no nombran.


Fernando Alda

Con los ojos muy abiertos, 6

Foto: Fernando Alda

VI



No estoy muy seguro,
pero he perdido las estrellas,
el ulular del viento
ábrego que me despierta
cada mañana.
He salido a buscar todo aquello
que perdí en las orillas del mar,
allí donde mueren las sirenas
y las caracolas, y aún
no he regresado.


Fernando Alda





Con los ojos muy abiertos, 5

 



Foto: Fernando Alda



V


Orson Welles viene a mis 
ojos tras las campanadas a media noche
que rodó en Ávila,
y le oigo decir que le hubiese
gustado habitar estos muros,
este lugar en las alturas,
extraño y trágico,
como así le parecía,
y así me parece a mí también
en ocasiones, tan hermoso,
en el umbral mismo de los cielos.


Fernando Alda


miércoles, 8 de octubre de 2025

Con los ojos muy abiertos, 4

 


Foto: Fernando Alda




IV


Alta se abre la ventana
por la que se asoma
el sueño nocturno, el recuerdo
de la primera nieve que vi
caer en la infancia,
ya no se cuándo,
tal vez en Ávila, en un año
impreciso, con los ojos
muy abiertos, acaso comprobando
los límites del croquis del mundo.
Solo se que era por Navidad,
y que el corazón ya me ardía,
como a las figurillas de barro
pobre del Belén que aún conservo
a resguardo entre el serrín de la memoria.


Fernando Alda

Con los ojos muy abiertos, 3




Foto: Fernando Alda




III





Sobre estos muros, hoy derruidos,
se sostiene mi deseo, la voz
que debo al viento, la voluntad
de seguir caminando. Viene
de muy lejos el agua para besar
estos pies cansados de senderos
sobre los que me levanto cada mañana,
y en el frescor con el que riega
lo que aún es el huerto,
de tierra oscura, en el que crece
mi palabra, hay frutos que van
sazonándose en un eterno verano.


Fernando Alda

Con los ojos muy abiertos, 2

 


Foto: Fernando Alda



II




La nieve lejana que se aprecia
en esa cumbre entre edificios,
extraña y mortal, en el horizonte
que todos los días, como el que 
se anuda la corbata, veo alzarse
ante mis ojos, que aún,
afortunadamente, no han perdido
el asombro al cruzarse con el sol.


Con los ojos muy abiertos, 1

 







Inicio hoy la publicación en el blog de un nuevo poemario, bajo el título de "Con los ojos muy abiertos". Espero que te sea grato, lector, como hasta ahora lo ha venido siendo mi poesía.








"Siempre caro me fue este collado
yermo y este seto que de tanta parte
del último horizonte la vista excluye"


Giacomo Leopardi



Foto: Fernando Alda




I



Qué sola y perdida está la noche
cuando salgo a contemplar
su inmensidad desde el balcón
azul de mi casa.
Parece que abandonase los sueños
y fuese solo arena,
luz inerte de estrellas muertas
que llega hasta esta orilla
abandonada en la que mi corazón
yace desolado. Todo parece
imposible, aunque, al menos,
respiro como lo haría una nube
antes de llover. Mis manos
ahora están vacías, pero se que no 
todo ha sido en vano.

Fernando Alda












lunes, 8 de septiembre de 2025

Almenaras de sombra, y 70

 

Foto: Fernando Alda


Últimos versos,

el presagio que firman
los vencejos en la luz
al atardecer.
Tal vez mañana
habrá otra escritura,
o solo será poesía,
en las médulas.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 69


Foto: Fernando Alda




De Civitate Dei

e imagino, como Agustín,
claustros, torres,
ágoras, asambleas,
en los aires,
en el sueño,
mientras el libro se resbala
de entre mis manos
y la lluvia dibuja en los cristales
senderos y esperas.


Fernando Alda
 

Almenaras de sombra, 68

 

Foto: Fernando Alda

La edad vencida,

tras la escarcha,
la helada mano que vino
de la nieve. Y en los ojos
una lágrima,
ofrenda de la luz
que no tiene final.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 67

 
Foto: Fernando Alda




El final del camino,
memoria del otoño,
nieblas secas,
sombras y arena.


Fernando Alda


Almenaras de sombra, 66

 
Foto: Fernando Alda




Ya no hay tiempo
para despedirse del aroma
de los tilos, del fulgor de las rosas.
Solo ascuas en los ojos
de esa última belleza
que agoniza en la tarde.


Fernando Alda



jueves, 4 de septiembre de 2025

Almenaras de sombra, 65

 
Foto: Fernando Alda





Bebe el gorrión
en un charquito tras el aguacero,
y su pico es, tal vez,
el dedo de Dios escribiendo 
un poema para los hombres.


Fernando Alda




Almenaras de sombra, 64

 
Foto: Fernando Alda




Más allá de los cielos,
en la noche en la que me nombras,
mi Cristo,
ahí te busco,
el corazón en ascuas,
la mirada en llamas,
buscando entre las azucenas
la llave para abrirte
desde dentro mi casa.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 63

 


Foto: Fernando Alda





Espejo es el mediodía
entre el verdor de estas espesuras,
asombro y búsqueda.


Fernando Alda


sábado, 9 de agosto de 2025

Almenaras de sombra, 62

 

Foto: Fernando Alda



Arde el alma,

anhela alzar el vuelo,
mirar como lo hace Dios,
amando, y en los salmos
que canta el viento
regresa la verdad.


Fernando Alda




Almenaras de sombra, 61

 

Foto: Fernando Alda


La espesura de estos bosques

en los que dejar descansar el ánima,
bálsamo para heridas
internas. Y llueve y es sosiego,
al tiempo que miro cómo el paisaje
se viste de niebla y esplendores.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 60

 

Foto: Fernando Alda



Un arcángel mira desde la sombra

el paso del viento entre las montañas,
alma en tensión,
hacia lo Alto,
morada de cristal,
allí donde esperas.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 59

 

Foto: Fernando Alda


La brisa nocturna

calma el desasosiego del día,
rendida la luz yace ahora
a mis pies, esperando
la aurora, que volverá a vestir
las túnicas del día.
Es ahora, cuando solo espero
el sueño, o nunca,
acaso la rendición de la tristeza.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 58

 

Foto: Fernando Alda

No acierto a describir el color

de los lirios esta mañana,
su ropaje, pero su fulgor
es certeza, saber que vivo,
aunque mortal,
y que espero, como lo hacen ellos,
el beso de la lluvia
y la mano de Dios.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 57


Foto: Fernando Alda


El ruido y la furia del mundo,

una calabaza hueca,
tal vez la calavera de Yorick,
élitros de insectos entrechocándose,
quelíceros, un zumbido de moscas
devorando cadáveres.


Fernando Alda

 

Almenaras de sombra, 56

 

Foto: Fernando Alda


Un instante, en la tarde de julio,

mi jardín en silencio,
leyendo a Boecio,
buscando El consuelo de la Filosofía.
Algún pájaro viene a asomarse
a mis adentros, preguntando
dónde dejé el equipaje,
la poesía, las miradas
perdidas, estos versos
que ahora escribo,
como si no escribiese.
¿Tengo respuestas para ellos?


Fernando Alda



Almenaras de sombra, 55

 

Foto: Fernando Alda



Junto a la ventana de cristales
rotos, la alondra
enamorada del sueño,
la Ítaca que todos llevamos dentro.
Muere en la playa el viaje
de este aprendiz de Ulises que soy,
y entre las algas prendidos
unos versos serán mi epitafio.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 54

 

Foto: Fernando Alda


Asperja su aroma el tilo,

es primavera en la sangre,
y en los ojos,
muy profundo,
arde un silencio de amapolas.
Y viene la luna para quedarse.


Fernando Alda

jueves, 7 de agosto de 2025

Almenaras de sombra, 53

 


Nombrar la luz, en un instante,

cuando crece el aire entre tus manos,
tal un nido, y en la escarcha
se repite la mañana,
rosa de los vientos,
o es el astrolabio con el que enderezas
el rumbo de la memoria.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 52


Un poema escrito en el cielo,
cuando la lluvia amanece.


Fernando Alda
 

Almenaras de sombra, 51



Atardece en el corazón,

pero la noche tiene sus estrellas.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 50

 




Desde el Sur, la voz que clama,
el viento desmelenando veletas,
con aroma de mirtos,
el eco del mar, el mediodía
rotundo en el que se dibujan
unos poemas que me parecen
como recuerdos.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 49

 



De cuando fuimos jóvenes,
la luminosidad del día,
el fulgor de la hierba
antes de ser segada,
con el rocío, la pura
luz hilvanada en el aire.
Ahora, ascuas,
pavesas, rescoldos,
tizones, sombras
que aún alumbran
tras el resplandor de la hoguera.


Fernando Alda

miércoles, 30 de julio de 2025

Almenaras de sombra, 48

 



Cuando todo o todos

te dan la espalda, mas Cristo
va contigo, tensa
el ánima, aprieta los puños,
vas por buen camino.

Fernando Alda

Almenaras de sombra, 47

 



La felicidad es imposible,
busco solo la alegría.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 46

 



Desde la noche
escribo estos versos
tan desamparados,
junto a una candela,
orando, para ir,
mar adentro,
a buscar lo eterno.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 45

 




Con estas alas malheridas,
como palabras que no sirvieron
para expresar la melancolía
de la lluvia en este paisaje
de penumbras, trato de volar
hacia el cénit del día,
con la certeza
de que lo tocaré con la punta de los dedos.


Fernando Alda

sábado, 26 de julio de 2025

Homenaje a Ernesto Cardenal en el Centenario de su Nacimiento (1925-2025)



Este poema, incluido en el número 35 de la revista El Cobaya, dedicado íntegramente al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, con motivo del primer centenario de su nacimiento (1925-2025), lo leí en la presentación de la revista, en el mes de julio de 2025, en el Jardín de San Vicente, en Ávila .El primer verso corresponde al propio Ernesto Cardenal.


Nos entregaban a la muerte todo el día,

 

como las ascuas de los recuerdos

cuando van apagándose al caer de la tarde,

presentida la noche con el brillo del primer lucero

o las ausencias que habitan

el alma, sed de infinito,

y es un arcángel de sombra

el que llora mi tristeza

en las tapias del cementerio.

Morir para vivir siempre,

más allá de las estrellas y del desasosiego,

allí donde habita el Amado,

y todo es nuevo, como nueva es la muerte

cada día, contra toda esperanza

hasta donde se adivina lo que alcanzan los ojos.

Y asi, en los cielos, los vencejos

escriben con letra de sangre,

en el atardecer,

mientras las amapolas encienden

los campos con la última luz,

tizones que son o lágrimas

al rojo, como está mi corazón

ahora, mientras escribo,

y es poesía la que me abraza.

 

 

Fernando Alda

 

jueves, 24 de julio de 2025

Almenaras de sombra, 44

 


Sepulto está mi corazón

en este pecho de ausencias,
es la hora crucial
para elegir camino,
o resolver el enigma,
o bien de cortar el nudo.
En los álamos de la ribera
de este río que parece el Leteo
quedó dormida la esperanza.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 43

 



Voy anotando sobre el agua
el aroma de las últimas rosas
que se abrieron, su color,
los pétalos que se perdieron
en el viento, esa sombra 
imaginada al despertar
y no encontrar consuelo.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 42

 


No puedo tocar el aire
en estas soledades que habito,
como tristeza, flores de arena,
el idioma con el que hablo,
en oculta verdad,
el nombre de lo que no tiene nombre.


Fernando Alda

Almenaras de sombras, 41

 



El corazón, tal los restos de la batalla:
lágrimas heladas,
o, en ocasiones,
unos besos o espadas.


Fernando Alda



martes, 8 de julio de 2025

Almenaras de sombra, 40

 


El resplandor de la lumbre

en una noche de invierno,
como el teatro del mundo.
Escribo aún cartas a nadie,
que dejaré en el correo del viento,
y serán esperanza o nada,
para ti, que quisieras leerlas.
Mientras ese día llega,
antes de que las sienes se vuelvan
plata antigua, te dejo
alguno de mis poemas.


Fernando Alda


Almenaras de sombra, 39

 


Senderos de penumbra,

los ojos casi velados
con los que me asomo a lo que
me circunda, apenas sombras,
jirones de tinieblas,
aunque en mi corazón,
os lo aseguro,
arde la alegría.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 38

 


Mirar hacia lo lejos,

a las colinas, a la ermita en el otero,
al verde pinar,
al oro que espejea en los campos,
aguardando la siega.
Adivinar luego, como en un juego,
lo que será
invierno, la cellisca,
el lanzazo del hielo en el costado,
como el olvido
que se olvida, en una mesa,
tal un ramo de violetas,
sobre un poema, junto
al retrato en sepia de cuando fui un niño.


Fernando Alda


Almenaras de sombra, 37

 




En estos versos, la tristeza

que nombra el exilio
interior. Una niebla
perpetua, en la que se adivinan
luces, como antorchas, o siluetas,
tal vez ascuas,
pero no acabas de ver,
y el agua helada,
entre los hilvanes que sostienen
mi ánima.


Fernando Alda

Almenaras de sombra, 36

 




Busco, quiero hallar,
hallaré. Y en el cielo,
las nubes que sueñan
con ser lluvia.


Fernando Alda




Almenaras de sombra, 35

 


Entre las azucenas unos versos,
memoria de la primavera,
cuando es estío,
y solo la sombra puede cobijar
el alma, en la inmensidad
y en la espera. Vendrá la noche,
habrá paz, puede que el silencio
que aguardan mis ojos
interiores, un remanso
que recordase, en el calor,
el hogar de la nieve
y la altura, o solo el deseo
de volver a ver un amanecer más.


Fernando Alda