La sola espera de la luz de enero,
como ascuas de las flores
que no han sido,
un corazón de piedra o hielo,
mientras esperas que pase
el tranvía y se detenga en tu parada,
y de él se baje el aroma
de los tilos en primavera,
para recordar paseos y nostalgias,
bajo la bóveda transparente
de este cielo de ausencias y desmemorias.
Fernando Alda
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