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jueves, 21 de septiembre de 2023

Azul el día, 20

 


20


Esbelta luz, presencia,

el nombre de los cielos,
un arder de nubes y pájaros,
como ascuas que prende
el alba, aleluya,
Dios contigo, la voz que clama
entre los montes y es memoria
de otros días, el tálamo en el que yace
núbil la esperanza, la blanca
mañana en la que se desposan los recuerdos.
Seguir mirando, como ausente,
perdido el rumbo entre las cenizas
de las estrellas, en esa estancia 
en la que guardas los secretos y las esencias,
los pétalos marchitos que se fueron
desvaneciendo en la corola del tiempo,
flor de espera que sobre la ventana
va diciendo tu nombre,
llamando a la infancia que no fue,
los sueños nunca recobrados,
el círculo de la vida que permanece
oculto, olvidado acaso,
en la penumbra, y también te llaman
como un espejo de niebla
que reclamase la imagen
de tus lágrimas, los surcos que dejaron
en el rostro de barro con el que cada mañana
amaneces. Así, ahora,
sobre el humo de las quimeras
y los engaños,
en el cielo,
la certeza, el sabor que derrama
en tus labios mientras en ti
alumbra el esplendor
que viene a decirte: despierta.


Fernando Alda



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