Un sillón rojo para leer,
un poco de luz,
Horacio entre las manos,
su Ars poetica,
y memoria entre la niebla,
algunos versos
descuadrados en un poema
que se rompió al caerse,
como los pétalos de la última
rosa que ofrecí a la tarde,
todo en silencio, en la casa,
esperando que mi mano
devuelva a la vida
aquello que está deseando ser.
Fernando Alda
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