En estos versos, la tristeza
que nombra el exilio
interior. Una niebla
perpetua, en la que se adivinan
luces, como antorchas, o siluetas,
tal vez ascuas,
pero no acabas de ver,
y el agua helada,
entre los hilvanes que sostienen
mi ánima.
Fernando Alda
No hay comentarios:
Publicar un comentario