Transparente Nada, desnuda
Nada, para el pájaro
que vuela solo y asciende,
hasta la Nada,
anhelando el Todo, quizá, como hoy,
desde el bardal junto a la tapia
de adobe en la que el último
sol disipa nieblas y sombras.
Y es la esposa la que ahora canta,
desde una habitación interior,
blanca y vacía, la lengua
nueva de un amor no usado.
Regresa el alcaraván al campo
abierto, al alféizar de la ventana
en la que quedó prendida la noche,
las estrellas y la Nada,
o esa fonte de la que mana y corre
la vida, siempre la eterna,
como abandonada avecilla
entre los acianos,
el ala rota de tanto amar...
Y así, en este vuelo,
desde las entretelas de la luz,
de Duruelo a Dios,
a la más honda y encendida libertad.
Fernando Alda
Ávila, 12 de diciembre de 2023
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