Entrego a partir de hoy a los lectores los poemas de un libro que escribí a caballo entre el año 2019 y el 2020, cuyo título es Ínsulas en llamas. En él recojo poemas de diversa factura y temática, en los que expreso estados de ánimo, como ocurre en casi toda mi obra poética, que no siempre se corresponden con los sentimientos que se albergan en el alma del poeta. Espero despertar en ti, lector, que te acercas todos los días a mi blog para leerme, o que entras en el mismo de forma esporádica, el espíritu de belleza que preside estos poemas, el amor por la poesía de altura que hay en ellos, nacidos en esas islas en llamas que uno lleva dentro del corazón, y que tanta melancolía nos producen en ocasiones. Por último, un aviso que creo esencial para navegantes: todos los poemas están debidamente registrados en el Registro de la Propiedad Intelectual.
El poemario está dedicado a Yolanda, Manuel, Elvira e Irene, mi mujer y mis hijos, por tanto como me han dado y me siguen dando.
Los poemas están acompañados por dos versos de Jorge Guillén, que dicen así:
"Más fuerte, más claro, más puro,
Seré quien fui".
I
Sutil es la luz de este día
de junio en el que escribo,
rodeado de tristeza
y tal vez de ruinas,
sobre lo que no fue
y no será nunca,
esa nostalgia del corazón
perdido entre los dédalos del sueño
y la sinrazón.
Rodeado de libros
veo arder el mundo,
desgarrándose la inteligencia
en un fatal combate
del que nadie saldrá ileso.
¿Dónde están la esperanza,
el valor de los días que imaginé
eternos, la templanza
en la sangre o la belleza
que incendia los ojos?
Un ruiseñor me visita
en esta buhardilla
desde la que veo el cielo
encarcelado, apenas
un retazo de azul
muy limpio, una ciudad
legendaria al fondo,
entre montañas,
tal vez Nínive o Ávila,
con murallas de fuego,
un castillo de aire
habitado por almas
y memorias.
¿Dónde están la libertad,
la firmeza del espíritu,
el fulgor de la vida?
Nada ha acabado aún,
siento un latido
que resurge de entre las sombras
del tiempo, como si el agua
de un manantial muy profundo
brotase para proclamar
el origen de una nueva existencia.
Fernando Alda Sánchez
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