En tus ojos alumbran
las brasas de un otoño
último, como un escorial
de voluntades y de hojas
que esperan morir,
en la frontera de los espejos,
laberinto de ausencias,
ese abrazo recobrado
en la noche de los tiempos,
en el mar que es como un escudo
contra la muerte. Es el meridiano
de la desmemoria,
un poema al alba
recitado por los labios
de la noche que fenece.
Acaso no encuentres
el origen de todo cuanto
te pertenece, los caminos
del viento, las sendas
del agua que siempre
está en viaje, o tal vez
en el corazón te palpita
el aliento del vino que no bebiste, en el atardecer
que habita la hiedra
impenetrable de un eterno final.
Fernando Alda
No hay comentarios:
Publicar un comentario