Estableces la jerarquía de cuanto te ha sido
dado para que reines, dueño
y señor de lo que se manifiesta y anuncia
hasta donde alcanza la vista...
Admirable resulta tu criterio
en el instante en el que determinas
la prioridad de las esencias,
el transcurrir del tiempo
que en su huida va dejando
libres los augurios que no se cumplirán,
los caprichos de las sibilas
que confunden a los hombres.
Quisieras radiografiar con el corazón
las palabras
pronunciadas para encontrar su
alma, el espíritu que las vivifica
y alienta, para hallar veneros
en su gramática, los manantiales
de los que brota su cristalina
y temperada belleza. Mas es oficio
harto desesperante construir mundos
imaginarios o entender
cómo el lenguaje te pertenece,
en ti se asienta y encuentra
amable refugio, y participas,
gozoso, del estético
resultado de usarlo con destreza.
Es el momento de hablar o escribir,
no el de renunciar al idioma:
ensalza entonces aquello que sientes
y con tanta fuerza ahora te convoca.
Fernando Alda Sánchez
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