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martes, 30 de junio de 2020

Algo parecido a la muerte



A tus años ya no pensabas

que algo parecido a la muerte
incubaría sus huevos en las entrañas
ocultas del ser, pero, ya ves,
nunca es demasiado tarde
para perder toda esperanza,
usurpador de este paraíso
y de estas soledades prendidas
de los faldones del alba
que nunca llega.
Tristura yerma que abrasa
como sulfúrico, veneno
invocado, una habitación
en el Tártaro en la que perder el tiempo
con inútiles juegos de arena,
la semilla del árbol
en el que se ahorcarán el día
y los anhelos. Negra
salutación son ahora los cuervos
y sus nidos, su graznar de viejas
alcahuetas, espantapájaros
raídos que en el atardecer
asustan al deseo con su imprecación
a las tinieblas. Arde
incesante la angustia en pebeteros
sangrientos, una clámide
viste de forma indolente la desnudez
del alma que en el frío
nocturno tiembla bajo una luna
enloquecida: no es el ardor de los deseos
más buscados el que ahora te acompaña,
solo el recuerdo de la alucinación
de haber nacido, de haber
roto a llorar tu garganta en el primer
contacto helador con el mundo:
nacer entre lágrimas
y morir llorando.

Fernando Alda Sánchez

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