10
Dobla una campana
en la ausencia, en esa sombra
que da el manzano
deshojado, como un aullido,
la larga espera
para que los párpados
anuncien la noche
y el silencio.
11
Alcanza el día a contemplar
el paso de las nubes,
el alcaraván sigiloso,
de los mirlos y los vencejos,
justo al final de la ruina
en la que se esconde
el nombre de la hiedra,
su tierna altura.
12
Lágrimas de plomo
sobre el mar del dolor,
el desgarro, una herida
que sangra, como un golpe,
la fiera batalla
que se libra en los adentros
cuando el sol se pone.
Fernando Alda Sánchez
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