16
Una lamparita con poco aceite,
un delfín dibujado en la arcilla,
la tierra sola, los pinares
que abrazan las nubes,
el verdor de una fuente
entre piedras, la muerte
retándote en campo abierto,
como siempre,
al caer de la tarde.
17
En la lluvia, los nombres,
la incierta aurora
y las estrellas de papel,
esos deseos que ardieron
sin dejar ceniza.
La eterna espera
en las alas de una calandria.
18
Deja el aire en los labios
un beso de amapolas y ausencias,
junto a esa fuente que en la tarde
mana en silencio,
sin esperar nada,
como quien ama
y enciende las estrellas.
19
Donde espera el aire
el regreso de los sueños,
en ese lugar en el que duerme
la noche, el que está junto
al libro que dejaste
en la mesilla, con un vaso de agua
y la paciencia.
Fernando Alda
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