49
Como un vilano
deshaciéndose en el viento,
así la mirada sobre los restos
de una arboleda de recuerdos,
en llamas de otoño,
solo desmemorias,
la bandera del día.
50
Es esta derrota una ofrenda
de cenizas, la amarga
caída en los abismos,
ese deseo de volver a renacer,
desde el fondo de la garganta,
en un verso de aire.
51
En esa tristeza de un atardecer
sin hora fija,
en el abandono del viento,
que va sin dueño,
libre, como estos versos
que acaban de nacer
y ya caminan.
Fernando Alda
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