L
En tus versos perdura
constante esa llama sagrada
que se encendió al nacer la luz,
y que viaja con el viento,
más allá de la muerte,
con los rescoldos del habla,
de lo escrito, de poema en poema,
y amanece cada día
en la escarcha y la melancolía,
ardiendo siempre
en la hoguera
que te anima y alumbra.
Fernando Alda
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