LI
Es la mirada de la aurora,
la tierna voz de tu madre
que te llama a merendar,
la tarde de verano que se alarga
y alarga y no parece tener fin,
infancia, sueños sobre sueños,
y despertar en medio de la luz
y de la tierra, bajo la sombra de un olmo,
jugando no se sabe a qué,
como esa sensación entre los dedos
ávidos de ir descubriendo el mundo.
Fernando Alda
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