Es el corazón un paisaje
de aires y montañas,
la llave para el llanto,
la luz que alumbra
y late, esa mirada
que busca una salida
entre la lluvia.
Ahora o nunca,
y te la juegas
en el abismo,
cuando asciendes
por el hilo imperceptible
de la alegría, o es
la palabra, en la espera.
Abres las manos,
y está la noche
diciendo tu silencio.
Ese abrazo.
Fernando Alda
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