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miércoles, 29 de marzo de 2023

Azul el día, 5

 


5


Vuelve la noche en un surco a dejar


su semilla, una estrella fugaz en el sueño, la Cabellera
que fue de Berenice, y, mientras,
entonas un canto de crepúsculos,
de lentas sombras que se ciernen
anhelando ahogar el brillo del sol,
que será sepultado en un sepulcro
de cristal, acaso una prisión
de aire, cuando en el término del día,
vulnerado sea abatido el arcángel
de la luz, y todo se torne
cenizas y tristeza. Entre los acianos
has dejado el deseo de perdurar,
como el viento, que siempre 
vuelve cuando no se le espera,
y una promesa de silencio ha quedado
prendida en la espada
oscura de los cipreses que elevan
su plegaria con funerario
lamento, esperando,
tal vez, que en los cementerios
algún día vuelvan a abrirse
las tumbas y desde el polvo
retorne el oro de la vida,
entre tanta osamenta, y hay ojos
para ver y oídos para oír
las trompetas que anuncian
el juicio, cuando nos pesarán
el alma o nos examinarán
del amor. Y así vuelves a la noche,
despierto entre el fuego y el agua,
centinela como eres que aguarda
el amanecer, la verdad que regresa.


Fernando Alda

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