Es enero y el día
alienta por crecer,
acaso unos instantes
únicamente, como para alzar
un vuelo imposible
entre la cencellada y la soledad
que albergas detrás de los ojos,
donde el corazón arde
y aún humea,
entre los ramos de la escarcha.
Suena música en la ventana,
una voz afónica,
el despertar soñado
cuando vuelva la primavera.
Fernando Alda
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