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sábado, 6 de junio de 2020

Un romántico inglés, William Wordsworth


          Para conocer a los poetas románticos ingleses es necesario asomarse a la obra de uno de los más importantes de ellos, como es William Wordsworth (1770-1850). Sugerente resulta en este asunto leer las "Baladas líricas" que escribió de forma conjunta con Samuel Taylor Coleridge (inolvidable su "Balada del viejo marinero", de la que ya hemos hablado en otra ocasión en este blog), pero hoy me referiré al gran poema "Preludio", compuesto por varios libros, según la versión a la que hagamos referencia.

          Existen dos versiones de este larguísimo poema, que podemos considerar como autobiográfico del propio Wordsworth, una correspondiente al año 1805 y otra la de 1850, publicada unos meses después del fallecimiento del poeta. En el poema está ya el germen de lo que será la poesía moderna, dado el lenguaje coloquial, antirretórico, que emplea, como reflejo de los personajes populares y humildes que ha elegido y que pueblan su obra.

         "Preludio" es, también, un poema filosófico en el que el autor nos va dando cuenta de su visión del sentido de la existencia y del mundo, y su evolución personal frente a los mismos, transido todo ello de una ética de la naturaleza, como si dijésemos que Wordsworth llevase una existencia horaciana en su Cumberland natal. Así, en el poema habitan los paisajes de esa comarca, conformando el telón de fondo, y el suelo, sobre el que encontramos la silueta y las raíces de una poesía que nos seduce desde el primer momento.

          El poema se inicia, en su libro primero, con la infancia y las horas de colegio del poeta:

"Oh hay bendiciones en esta suave brisa
Que sopla desde las verdes praderas y las nubes
Y desde el cielo: acaricia mi mejilla,
Y parece casi consciente del gozo que otorga
¡Oh, bienvenida mensajera! ¡Oh, bienvenida
       amiga!
Un cautivo te saluda, procedente de una casa
De ataduras, liberado de las murallas de aquella
      ciudad,
Una prisión donde había pasado largo tiempo
      emparedado".

    Cito la versión que del poema ha realizado Antonio Resines, Colección Visor de Poesía, Madrid, 1980, una edición que tengo en la biblioteca de casa y que recomiendo encarecidamente. En la misma se han incluido seis de los catorce libros de la edición de 1850 y de los trece de la primera,
siguiéndose el texto de 1805. Esta edición es de la que dejo la portada.

   En la lectura de "Preludio", que debe hacerse sin prisa, como debe ser toda buena lectura, es necesario ir empapándose por el poema, dejándose arrastrar por él, pues nos llevará a descubrir la belleza que encierra, especialmente para un lector apresurado del siglo XXI, no acostumbrado a detenerse a mirar paisajes y las vidas de quienes los pueblan.




   




       



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