IV
Tengo que escribir todo
lo que no he escrito
y quedó en el papel mojado
por la lluvia y las lágrimas
sobre las frías losas de esta calle tan oscura
y tan triste en la que vive el desconsuelo.
Como agua fresca te saben
las palabras, su sonora
certeza, la plenitud con la que bajan
a la tierra desde las estrellas.
No hay forma de comprobar
esto que piensas ahora,
son solo recuerdos de un poeta
guardados entre las cenizas
de la noche, ilusiones
envueltas en hojas de periódico,
dejadas en una caja de cartón,
para su mudanza a un espíritu
menos desangelado.
Fernando Alda
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