X
No esperabas la visita
de la flor de la nieve ni el cántico
que anuncia la soledad.
En el patio, tan sombrío,
un manzano
sin apenas fruto, que presiente
un largo invierno, quizá
amenazada su madera
por ávidas lenguas de fuego.
En las alturas, tu voz,
que ya no clama, solo pronuncia
transparencias y aires.
Estar acompañado, ver cómo la belleza
arde, incombustible, en su propia
geometría, e ir dejando
caer las hojas del calendario
a un pozo sin fondo,
del que parece no habrá retorno.
Fernando Alda
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