XXVI
Vuelve la sombra a cobijarte
en toda la extensión del árbol que fue plantado
con tanta ternura, a sus raíces
de vida que buscan el asombro de la tierra
y el agua, a la corteza y sus incisiones,
un abedul acaso, una morera,
el olmo bajo el que jugabas en la infancia,
un paraíso, seguro, del que podrías
guardar una parte en una caja de cartón,
para siempre.
Fernando Alda
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