1
Lo que fue ayer, será mañana;
las ascuas del aire que ardieron,
renacerán de sus cenizas,
y la vanidad será de nuevo
la misma vanidad.
Bajo el sol, lo de siempre,
dice Qohelet ¿para qué afanarse,
o cosechar o esperar los amaneceres?
Y, sin embargo, mi alma
espera al Amado, en el que todo
es nuevo a cada instante.
2
Tal una aurora, esa flor
que resiste en el jardín,
en estos primeros días de otoño
que se visten como el rey Salomón,
así mis anhelos,
buscando el encuentro con quien me dio la vida,
en la noche abierta y limpia,
entre perfumes el donaire
que asciende con la luz de la luna,
las estrellas que me hablan
de un corazón enamorado
que sabe de manantiales de agua fresca.
Fernando Alda
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