Se enciende en los cristales
de la ventana la nieve
soñando arboledas y ciudades,
el viento que habla
en el alféizar de la ventana,
con el fuego, o es invierno
en los campos y en la espera.
En el corazón, la luz
que viene de lo Alto,
Dios Niño que se hace
como nosotros.
En la noche, la liberación,
más allá de la muerte
y de las estrellas. Y entre
los dedos se deshace el hielo,
esperando alcanzar
el esplendor de la eterna aurora.
Fernando Alda
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