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viernes, 7 de mayo de 2021

Querido lector, 21 / Las lágrimas

 


          Querido lector:


           En ocasiones las lágrimas, que afloran en abundancia, son el único remedio que existe para que se puedan liberar las ponzoñas que se acumulan en el alma y que tanto daño te hacen, pues son melancolías que turban los adentros y llenan las estancias en las que habita tu mente de miasmas perniciosos, de sueños vanos, de pesadillas interminables, de miedos y destrozos en lo que parece es tu derribo, como si de un edificio en ruina se tratase, cuyo alzado va siendo demolido en medio de la soledad y el silencio más atroces. Deja que las lágrimas manen como lo haría un manantial nuevo, a puros borbotones, como si el agua encontrase así su camino y rompiese sus cadenas y prisiones. Llora, hazlo cuanto sea necesario, no dejes que el llanto se te pudra en tu interior, deja ir aquello que tanto te daña.

           Te hago estas reflexiones al hilo de lo que me contabas en tu última carta. Me apena saber los problemas por los que estás atravesando. Sabes que mi amistad es incondicional, cuenta conmigo, no dudes nunca y cuéntame, aunque sea por carta, todo lo que te aqueja y duele, pues el contarlo también hace mucho bien al alma y al entendimiento, pues es como si se abriesen las ventanas de una habitación para airearla en condiciones, y si pensamos que el corazón es así, pues hay que dejar que el aire y la luz corran a chorros, a raudales, por sus recovecos y entresijos. Aquí me tienes, amigo, para lo que haga falta. Ya haremos por vernos, que el cara a cara siempre resulta beneficioso y, por ello, necesario.

           El alma también necesita su alimento. Ya sabes que yo lo busco en Cristo. Desconozco cual pueda ser tu grado de fe, si es que tienes alguna. Permíteme el atrevimiento de decirte que Él te ama y que puede dar sentido a tu vida. Acoge lo que te digo como tu quieras, pues no trato de forzar nada, siempre respetaré tu libertad y ya sabes que la misma es el bien más preciado que tiene el ser humano, como recuerda Don Quijote a Sancho en uno de sus muchos coloquios. Hoy parece que el día viene con ciertas trazas cervantinas, algo que no me extraña, pues al de Alcalá suelo tener muy presente cuando de tribulaciones se trata. Bien supo él de muchas de ellas, que hasta en varias ocasiones estuvo preso y cautivo, y conoce bien las miserias humanas.  Pese a tantas tristezas, no olvides que, aún en las condiciones y circunstancias más adversas, el hombre siempre tiene sentido. No caigas en el abatimiento más absoluto, busca resquicios por los que escapar y, si fuese necesario, también clavos ardiendo a los que asirte. Y saldrá de nuevo el sol.

          La primavera ha explotado ya en este mayo que se ha iniciado con fuerza. Las corolas de las flores ya desgarran el verdor pujante de los capullos y nacen a mansalva, en el preludio de lo que habrá de ser verano  y festejo. En esa belleza, también en la de los pájaros que visten los cielos y las arboledas en estos días, encuentro yo motivos para el regocijo y me resulta suficiente todo ello para abrir los ojos cada mañana y esperar que el alba asperje su hermosura con amplia liberalidad, con generosidad absoluta, para volver a sentir y a cobrar fuerzas.

          No te canso más. Espero tu carta y tus llantos, que son míos también, como mayo el agua que habrá de bendecirnos y colmarnos. Un abrazo en la luz y la esperanza

Fernando Alda


           



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