5
En la región del castillo
transparente, las moradas del alma,
siete, la crisálida, esperando
en oración en alguna de las ermitillas
del huerto. Ese dardo que traspasa
el corazón amante, en la mano del ángel,
los caminos que se abrieron
y dejaron huella en la memoria
mientras Teresa escribe su vida
y las fundaciones que fueron,
con un cálamo de cristal o luz.
Vivo sin vivir en mi...
Fernando Alda
No hay comentarios:
Publicar un comentario