XIV
Arde el día,
la luz es ceniza
y en la sombra del nogal
seco anidan aves de derrota.
El frío va abriendo con su filo
el corazón de las flores que ya
presiente un otoño de hogueras
y nieblas, de músicas
desaparecidas, como palabras
que invitan al llanto
o madejas del musgo
que volverá a verdecer
con el abrazo de la lluvia.
Abrirás los ojos bajo el agua
turbia de los estanques de la desmemoria,
y con el vino que aún
incendia tu copa
brindarás por el fuego
que todavía te quema en las médulas,
su extraña condición,
extranjero como eres en el país
que es el mundo.
Fernando Alda
No hay comentarios:
Publicar un comentario