Buscar este blog

domingo, 26 de enero de 2020

Dios habla

Umbelas, candelabros

florales, anillos de sombra
que mitigan el ardor del estío,
una mínima corriente de agua,
son bastante para refrescar
el alma vulnerada por el dolor.
En esta ermitilla vegetal
alumbras tus oraciones,
como el morabito que busca a Dios
en el silencio y lo encuentra
oculto en el paisaje.
Así fuera siempre,
sin más congoja o humana
vanidad, el sonido del agua
solo, un ruiseñor que habitase
por un instante una rama,
la altura de la luz, un retazo
intenso de cielo. Dios
habla desde lo más profundo,
desde la ascética
figura de unos cardos
secos, desde la aspereza
de los guijarros
desgarrados de una roca.
Dios habla y el alma escucha,
es el gozo inabarcable,
el espíritu de la llama
que aviva el fuego
desasido que alimenta
infinito el afán de alcanzar
la comunión eterna,
el Todo dibujándose en la Nada,
amor más puro
que nunca hallarse pudiera.

Fernando Alda Sánchez


No hay comentarios:

Publicar un comentario