Riela el dibujo de los pájaros
en el cielo
sobre los charcos solitarios
de los descampados. Ha llovido
plomo, una grisalla
atroz que borra los perfiles
de la existencia, alas
ateridas que se mueven
torpes entre una niebla
pétrea y turbia que se ha alzado
desde la desolación,
como el aliento de los difuntos
que respirasen al unísono
entonando un réquiem
cinerario, el más
desolado de los epitafios.
Fernando Alda Sánchez
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