XXXV
En el fondo de las gabardinas se esconden
los sueños de la lluvia,
el alma de las ruedas de los carros
que recuerdan su paso por los caminos
del alba, su rastro en los mapas
de ceniza en los que queda una huella
de sangre, de pies desnudos,
como la arena de una playa
que no ha existido y en la que el viento
borra todo paso. Es el fondo
del agua, el sonido de la piedra al partirse,
la rama del sauce
en el que queda reflejado el color
de la mirada, la voz del cielo,
su nombre, el verbo que crea,
la desolación del fuego.
Fernando Alda
del estanque, la tensión del espejo
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