XLII
Un mirlo ha venido a asomarse
a tu tristeza, en este jardín
que habitas cuando se acaba el verano
y todo es espera de otoño, un final de flores
y frutos, que derrama un esplendor
dorado y nuevo, como la luz
que te aguarda en cada esquina
cuando paseas tus soledades,
la melancolía que se desborda
en tus ojos en los que aún alumbra
la razón de las auroras,
el color de la alegría.
Fernando Alda
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