XXXVI
Los últimos días del invierno
presagian atardeceres cansados
en la mirada de hielo de las nubes.
Los árboles han comenzado
a brotar y hay pájaros
que llenan asombrados
el jardín de casa.
Tal vez un verso de Virgilio
se enciende por un instante
en las brasas de la memoria
y el sabor del vino,
a cerezas y lunas viejas,
a leños duros y a tierra,
te devuelva otros días,
otros afanes,
que fuiste dejando en el camino
abandonados al viento.
La vida regresa,
pero no sabes si habrá
retoños en tus huesos,
si la carne, aún adormecida,
dará flores, o si en los ojos
se velarán la muerte o la tristeza.
Pasos largos encontrarás
en el regreso de las prímulas
y los asfódelos,
en las primeras lilas
que se abrirán,
en el dulce desgranarse
de las horas en el reloj de la luz,
y habrá misericordia,
acaso consuelo.
Fernando Alda
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