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jueves, 16 de septiembre de 2021

Hilvanes, versos de urgencia, 1, 2, 3

 



          Bajo el título común de "Hilvanes, versos de urgencia", inicio hoy en el blog una  nueva sección, en la que iré publicando, sin periodicidad fija, una serie de poemas escritos a vuela pluma, como el hilván que utilizan en costura para ir conformando una prenda de vestir, antes de ser cosida de forma definitiva. De ahí la segunda parte del título, "versos de urgencia". Se trata de poemas breves que recogen un estado del alma, una visión, una pincelada, que el poeta ha dado en un cuaderno, un sentir, un mirar, un escuchar, aquello que le rodea. Tómelo el lector como lo que es, un ejercicio de urgencia, sin tratar de hallar mucho más sentido a lo que lee que el de plasmar un soplo de belleza, el esplendor de una brizna de hierba o de una flor que nos ofrecen su fulgor, como en el verso de William Wordsworth, en el atardecer. 

         Sobran las palabras. Os dejo con estos "hilvanes" que van conformando el ropaje de la belleza, estos relámpagos que iluminan la noche y el camino, que no tratan de ser más que esas velitas que dejamos encendidas siempre, en lo oscuro, para que Dios sepa que seguimos aquí.


1

Alta sombra de fiera luz,
en el viento, tras las colinas
de plata, como un enjambre
de aguijones hambrientos,
la noche sola, tu último silencio.


2

Interminable el ocaso,
la locura de la ceniza, un corazón
de polvo, como un mal sueño,
el dolor y la ceguera,
en este patio de sombras.


3

Llueve en la frontera,
en las ausencias y la desmemoria,
junto al olvido, en los arrabales
en los que descansa la desolación.
Llueve y todo acaba.


Fernando Alda

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