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miércoles, 5 de febrero de 2020

Oración

¡Crucifícale, crucifícale!

gritaban en aquella Jerusalén
de sangre, y te seguimos crucificando,
cada día, en el Gólgota del egoísmo,
en la cruz cuyo madero
no deseamos, con clavos
de odio y coronas de espinas de soberbia,
con la misma indiferencia que siempre
nos hace mirar hacia otra parte
si hay un corazón que sufre,
un corazón desolado,
que en el abandono ha encendido
el fuego de su más triste hogar:
perdónanos, Señor,
pues ahora sí sabemos lo que hacemos.

Fernando Alda Sánchez

2 comentarios:

  1. Me encanta, Fernando!! Qué pasional, me has puesto carne de gallina.

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  2. Muchas gracias, Conchi. Afortunadamente, el Señor todo lo hace nuevo. Y ahí estamos todos. Un beso muy grande

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