En las auroras,
el secreto de las ausencias, el helor
de un beso desprendido de la cornisa
del día, la ruina
que se refleja en la tensa
superficie de un estanque
misterioso. Extranjero resulta el viento en todas partes,
y en ningún lugar arraiga,
acaso en la luz que se reparte
cuando miras cómo se alza
la belleza tal una celebración,
el don inesperado que recoges
de entre el jardín y los acianos,
como el vuelo del alcaraván
cuando busca el punto fijo
del horizonte, más allá
de todas las colinas y los silencios.
Fernando Alda
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