Quisiera poder pasar página
sin rasguños, como el que dobla
el papel fotográfico en el que está impreso
un atardecer muy hermoso,
y viene la noche, y luego
el alba, con sus esplendores,
lirios encendidos y pájaros en llamas
que iluminan otro despertar,
sin incertidumbres,
mirando por una ventana
grande cómo regresa la vida
a las calles de siempre, a las arboledas
y los paseos, y el sol se eleva
sin preocupación de a quién alumbra,
pues para todos sale,
puede que tal la lluvia,
que borra, en su tristeza,
cicatrices y golpes,
algunos muy hondos,
que siguen sangrando,
sin tú advertirlo,
haciendo manar sangres
antiguas retenidas por la desmemoria
del tiempo, por la acidia,
esa que nace en los ojos,
cansados de mirar y no ver,
y devora la voluntad más firme.
Fernando Alda
Me ha encantado Fernando, de qué manera tan bonita y honda te expresas.
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