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sábado, 3 de julio de 2021

Memoria de los calendarios, 18

 


18


Es la voz que perdiste

la que ahora nombra
el paraíso, el brillo
del agua en los atardeceres,
el volar del viento
que viene de muy lejos
dejando lágrimas de azufre
en los ojos cansados del mediodía.
No saber, sabiendo
que hay quien te espera,
que no todo está perdido
en este derrumbe,
que la soledad no te viste
por dentro, que es aurora
lo que te está naciendo
entre los huesos,
como lirios de luz
o el trémulo vuelo
de una alondra tardía.
Aquí estás,
las manos buscando
en tus bolsillos
rotos un rayo de luna,
una nada, el eco
de las cigarras invitando
a la alegría,
acompasando el fluir
sediento del estío.
Tanta altura
y tan poca memoria.

Fernando Alda

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