"Alicia empezaba a estar harta de seguir tanto rato sentada en la orilla, junto a su hermana, sin hacer nada: una o dos veces se había asomado al libro que su hermana estaba leyendo, pero no tenía ilustraciones ni diálogos, "¿y de qué sirve un libro -pensó Alicia-, si no tiene ilustraciones ni diálogos?"
Así estaba considerando (como mejor podía, pues el intenso calor la hacía sentirse muy torpe y adormilada) si la delicia de tejer una guirnalda de margaritas le compensaría de la molestia de incorporarse y recoger las flores, cuando de pronto un conejo blanco de ojos rosados paso velozmente a su lado".
Así comienza "Alicia en el país de las maravillas", que escribiera el matemático, fotógrafo y escritor, además de otros oficios conocidos, Charles Lutwige Dodgson, conocido como Lewis Carroll (Daresbury, 1832 - Guildford, 1898) Así comienza "Alicia" y así se inicia el descenso por la madriguera en uno de los viajes más alucinantes, oníricos, originales e imaginativos que ha dado la literatura.
"Alicia" es un viaje a nuestros propios sueños, infantiles y adultos, es un recorrido por los rincones más hermosos o más desagradables de nuestra mente, es un viaje por el tiempo, es, también, no sólo un viaje, sino un viajar, es decir, la manera en la que tenemos de realizar el viaje.
Este relato de Carroll es muchas cosas pero es, sobre todo, un monumento a la imaginación, a la "loca de la casa", la que nos mueve todos los días, la que en estados de semiabandono, en ocasiones por el aburrimiento, nos hace perseguir conejos blancos que nos transportan a mundos que pueden o no existir, dependiendo de cuánta inocencia tenga nuestra mirada.
Invito a leer o releer este libro. En cada lectura descubriremos "Alicias" diferentes, dependiendo, quizá, de nuestro estado de ánimo, de nuestra propia ensoñación.
Hay muchas ediciones de este libro de todo tipo y con variedad de precios. Os dejo, como siempre, una portada. Esta vez es la correspondiente a la edición de Sexto Piso, encuadernada en tela, con ilustraciones (pues no se entendería este libro sin ilustraciones, como bien dice la propia Alicia) de Peter Kupa.
Fernando Alda Sánchez
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