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domingo, 4 de agosto de 2019

El rostro del hombre

Bajo los chopos se enciende la vida,

y recuerdas el sueño de tu muerte
mientras velabas ese otro cadáver
al que no te atreviste a mirar a los ojos,
y quizá hallar, en su espesura
silenciosa, la orfandad del hombre.
Está la vida besándote con labios
de luz desde la tarde, y en su cintura
ardiente hay prendidos
ramos de glicinas o begonias,
que te obstinas en convertir en polvo de huesos,
y en la sombra el deseo
invade tus entrañas, mas es ceniza
lo que buscas y la memoria del dolor.



Fernando Alda Sánchez


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