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sábado, 3 de agosto de 2019

"San Manuel Bueno, mártir"

"San Manuel Bueno, mártir", y tres historias más, pues así se completa el título con el que se publicaron estas cuatro novelas breves de Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864 - Salamanca, 1936). "San Manuel bueno" apareció publicada en el año 1931 en una revista. En 1933 la Editorial Espasa-Calpe reunió en un volumen esta novela junto con otras tres: "La novela de don Sandalio, jugador de ajedrez", "Un pobre hombre rico o el sentimiento cómico de la vida" y, por último, "Una historia de amor". Se trata de un libro en conjunto delicioso, aunque bien es verdad que la historia que tiene más fuerza, y que más repercusión literaria ha tenido, es el "San Manuel Bueno". Como anécdota comentaré que tengo la duodécima edición de este libro, de Espasa-Calpe, en la Colección Austral, Madrid, 1978. (Hoy me ha elegido este libro, que parecía llamarme desde los anaqueles de la biblioteca de casa).

No es fácil hablar de Miguel de Unamuno por la complejidad de su pensamiento, por sus paradojas, por su ímpetu literario, por su personalidad arrolladora. Figura sobresaliente de la Generación del 98, quizá el más indiscutible de la misma,  vivió inmerso en las contradicciones de su tiempo y en sus propias contradicciones, siendo su vida una antinomia constante. De profunda fe católica, bordeó la ortodoxia, como nos ocurre en "San Manuel", llevándonos a honduras espirituales que nos hacen reflexionar sobre el alcance de la fe y la "lucha" que supone para el ser humano.

El relato está en manos de Ángela Carballino y está ambientado en San Martín de Castañeda, en el zamorano Lago de Sanabria, un lugar especialmente hermoso que merece la pena visitar para conocer el escenario de la novela (y, por supuesto, por el lugar en sí, que tiene méritos sobrados). En realidad la misma se construye a través de sus personajes, sin más adornos, en un permanente diálogo entre fe y hombre, entre Dios y hombre, con todas las paradojas unamunianas, de las que este libro bien puede ser una magnífico resumen.

En las páginas del "San Manuel" encontramos temas como la inmortalidad y la fe y la tensión entre una verdad que se considera trágica y una felicidad ilusoria, un conflicto que el propio escritor no llegar a resolver, dejando muchas preguntas en el aire, pues quizá no puede ser de otra manera. Sin embargo, la esperanza permanece abierta, pues el relato rezuma un profundo amor al prójimo. En la obra subyacen las ideas teológicas de la época y distintas corrientes espirituales que efectúan planteamientos similares a los de Don Miguel.

Para aquellos espítitus inquietos, para aquellos "buscadores", es un libro magnífico para ser leído junto a "Diario de un cura rural", de George Bernanos, del que ya tendremos ocasión de hablar en otro momento. En ambos casos son planteamientos de altura teológica que, personalmente, considero que no hacen mella en la fe, sino que la podan, la hacen crecer, la acrecientan en el crisol de la razón.

Hay muchas ediciones de este clásico, pero os dejo la portada de la de Cátedra, a cargo de Mario Valdés, en la que no figuran las otras tres novelas citadas.




Fernando Alda Sánchez


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