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sábado, 10 de agosto de 2019

Ars moriendi

Ese último carro que duerme

entre junqueras, falso verdor del estío,
y mira el camino pasar
y los milanos acalmar el aire,
sueña con la carga
encendida del cereal y el tirar de los bueyes
bajo el azul de los cielos.
Así envejece con su dueño que lo usara:
al sol, le habla de soledad
mientras acaricia sus ruedas
y muere la tarde en pavesas,
o tal vez recuerdan fatigas y jornadas
con mirar de tristeza y el habla cansado.
Que los entierren juntos, son de la misma
madera, eso pide,
y espera que venga la muerte
con los primeros hielos del invierno.


Fernando Alda Sánchez



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